Esta semana, Japón comenzó a verter en el océano Pacífico aguas residuales de la planta nuclear de Fukushima. La decisión ha causado malestar entre los países vecinos: China ha ido más allá.
Este jueves 24 de agosto, el gobierno chino anunció que bloqueará las importancias de productos marinos a Japón «para proteger la salud de los consumidores chinos».
La medida cobra una especial relevancia porque Beijing es el principal comprador de comida de mar del país nipón: China y Hong Kong juntos importan más de US$1.100 millones en comida de mar desde Japón cada año
Pese a que Japón defiende la falta de riesgo en el vertimiento de aguas residuales y que la medida ha sido aprobada por organismos adscritos incluso a la ONU; China no da tregua.
Según la BBC, Beijing calificó al gobierno japonés como «extremadamante egoísta» y a su coto como «irresponsable. Recordemos que el vertimiento será de cerca de un millón de toneladas de agua hacia el océano durante los próximos 30 años: «Están heredando una herida abierta a las futuras generaciones de la humanidad».