Política

Denuncian que helicóptero usado en “vuelos de la muerte” durante la dictadura es utilería en parque temático en Reino Unido

Mario López M.

A Marta Ugarte la amarraron a un durmiente y la lanzaron al mar. Desde allí volvió para dejar al descubierto el horrendo crimen de la dictadura y a los homicidas y cómplices.

Fue una publicación del periódico The Guardian, la que reveló que la aeronave, que era del Ejército chileno (aún se distingue el escudo en su malograda estructura), se encuentra en un parque de diversiones en Sussex. Organizaciones de familiares de detenidos desaparecidos piden que regrese al país.

Se trata de uno de los helicópteros usados por el Ejército de manera clandestina para arrojar al mar a opositores de la dictadura cívil-militar de Augusto Pinochet y que hoy es usado como utilería en un parque de juegos en el Reino Unido.

USADO PARA DESAPARECER OPOSITORES

La noticia fue publicada este viernes por el medio The Guardian. De acuerdo a la nota, el “fuselaje oxidado” se encuentra en el bosque de Horsham, en la región de Sussex, al sur del país. Gaby Rivera, presidenta de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), citada por el medio, pidió que la ruina sea devuelta a Chile para que sea usada como monumento a las víctimas: “Este helicóptero está manchado de sangre (…) Por supuesto que no debería estar en un parque de diversiones”, dijo al medio.

Según el medio británico, el primero de los “vuelos de la muerte” ocurrió en octubre de 1973, un mes después del golpe de Estado. Ana Becerra Arce, sobreviviente a uno de los centros de detención y tortura, recordó que fue en la playa de Rocas de Santo Domingo, en la región de Valparaíso, desde donde salió uno de los vuelos: Luis Fernando Norambuena Fernandois, Gustavo Manuel Farías Vargas y Ceferino del Carmen Santis Quijada, compañeros de Becerra, fueron subidos a un helicóptero Puma, matrícula H-255, amarrados a una estructura metálica y luego, lanzados al océano Pacífico.

En 2001, el Ejército chileno admitió haber matado a más de 100 personas con el mismo método durante el gobierno de Pinochet. Pero los esfuerzos para identificar a las víctimas y los perpetradores se han visto obstaculizados por la deslucida cooperación de las fuerzas armadas. Fue recién en 2018 que un exbrigadier y tres pilotos fueron nombrados oficialmente como sospechosos de la desaparición forzada de los tres hombres”, se lee en la publicación.

EL CASO DE MARTA UGARTE

La constatación de ese procedimiento, fue descubierta gracias a la aparición de un cuerpo en la playa Los Molles, en la quinta región. Era el cuerpo de Marta Lidia Ugarte Román, quien fue secuestrada, negada su detención por el Estado y una Corte Suprema cómplice. Fue mantenida oculta en Villa Grimaldi, torturada hasta casi la muerte, ahorcada con un alambre, luego de ser inyectada con cianuro y sobrevivir.

A ella, la amarraron a un durmiente y la lanzaron al mar. Desde allí volvió para dejar al descubierto el horrendo crimen de la dictadura y a los homicidas y cómplices.

Su caso permitió conocer el destino de muchos de los cerca de 1.200 detenidos que hasta hoy continúan desaparecidos. No solo eso, permitió además conocer la manera en que fueron maltratados mediante torturas irreproducibles. Y aún más, permitió llegar al corazón de la elite de asesinos que, sabiendo o debiendo saber, fueron parte de la asociación criminal más bestial que se haya conocido en la historia de Chile.

TRIBUNALES Y EL EJÉRCITO RECONOCIERON VUELOS DE LA MUERTE

A los 94 años falleció el coronel (r) del Ejército, Carlos Mardones Díaz, condenado a ocho años de presidio como cómplice del secuestro y homicidio de Marta Ugarte, profesora detenida en agosto de 1976 y cuyo cuerpo apareció en la playa La Ballena, cerca de Los Molles un mes después.

En concreto, la sentencia en cuestión fue una de las que ayudó a comprobar los denominados “vuelos de la muerte”, cuando los detenidos por la dictadura cívico-militar eran lanzados al mar.

El H-255 nunca fue identificado, hasta ahora. La actual pieza del parque Dogtag Airsof fue adquirida en 2003, de acuerdo a una publicación de Helicopter International. El dueño del parque, Ross Beare, aseguró a The Guardian no saber del pasado de la pieza: “Recibí el avión desmantelado en noviembre de 2014. Era solo el fuselaje y la cola vacíos”.

“Simplemente sabía que estaba en la Fuerza Aérea chilena y que estaba bastante mal. No estoy seguro de poder mirarlo de la misma manera otra vez o cómo me sentiré cuando mi hijo pequeño quiera sentarse en él y dado que ahora sé su historia”, dijo.


Marta Ugarte

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