Lo más conocido son los hechos ocurridos en pleno centro de Santiago, en las proximidades del Palacio de La Moneda, cuando los tanques del regimiento Blindados 2 llegaron en el afán de derrocar al gobierno, en una confabulación de algunos oficiales con dirigentes del Movimiento Patria y Libertad, que supuestamente iban a tener el apoyo de otras unidades del Ejército, la Armada y la Aviación.
En el intenso tiroteo murieron seis civiles, entre ellos un camarógrafo argentino. Leonardo Henricksen, quien trabajaba para una cadena de televisión sueca.
Los tanques dispararon con sus ametralladoras contra La Moneda y el Ministerio de Defensa. Significativo fue el ataque de uno de los tanques al Ministerio de Defensa, para rescatar al capitán Sergio
Rocha Aros, uno de los cabecillas del movimiento, que había sido arrestado en la previa al conocerse que estaba participando en el intento de golpe. Tras ser liberado, Rocha regresó al Blindados 2, para ponerse al mando de la Unidad mientras el Comandante Souper estaba en el centro.
Durante el ataque murió un suboficial de ejército, el sargento Luis Villena, quien se había asomado por una ventana a ver lo que ocurría.
EL CORONEL ROBERTO SOUPER
El coronel Souper, se puso a la cabeza de los golpistas a última hora, luego que fuera informado que iba a ser destituido de su cargo por no estar al tanto de que en su unidad se estaba tramando la insurrección.
Esa mañana, al llegar al cuartel ubicado en la calle Santa Rosa, algunos de los oficiales involucrados lo conminaron a unirse al movimiento o dejarlo bajo arresto.
Fue espectacular el enfrentamiento que hubo en las cercanías de La Moneda. Desde los edificios cercanos civiles paramilitares dispararon a los soldados insurrectos, provocando dos bajas. El Comandante en Jefe del Ejército, el general Carlos Prats, solo acompañado de dos oficiales y un suboficial, enfrentó a los tripulantes de los tanques, obligándolos a abortar su propósito. Sin embargo el coronel Souper huyó en su equipo hasta su unidad, donde se encontró con otra realidad. Al llegar al Blindados 2, el regimiento estaba rodeado por efectivos del Tacna, por instrucciones precisas del general Prats, quien instruyó actuar con dureza al coronel Luis Ramírez Pineda.
En un documento titulado “Recogiendo los pasos: los movimientos deliberativos al interior de las filas del Ejército”. (1969 -1973), los investigadores históricos Mario Valdés Urrutia y Danny Monsálvez
Araneda, de la Universidad de Concepción, relatan detalladamente el enfrentamiento que se produjo en el Blindados 2.
“ El Comandante (Roberto) Souper (que era el comandante del Blindados dos y que ese día iba a ser separado del cargo por no saber que en ese cuartel se preparaba una intentona de Golpe de Estados contra Allende) – comandando uno de los tanques, no se rindió en el centro y rebalsando el cerco hostil regresó a su regimiento. Aquí se registró el dramático enfrentamiento entre los sublevados y las fuerzas
militares que concurrieron a someterlos”.
LA INTERVENCIÓN DE PRATS
“Uno de los contemporáneos refirió así el capítulo final de la sublevación:»…e1 General Prats ha dispuesto que el Blindado N’ 2 sea sitiado por el Regimiento de Artillería N’ I ‘Tacna’ al mando del
Comandante Ramírez Pineda, a quién le ordena, perentoriamente, que si no obtiene la rendición incondicional de la unidad amotinada, ‘la haga desaparecer’”.
“Mientras los tanques están fuera del cuartel, -prosiguen- el regimiento queda al mando del Oficial de Intendencia con los oficiales y Suboficiales que no se plegaron al movimiento, retenidos. Los tanques regresan a su cuartel y el Capitán Sergio Rocha asume el mando mientras el ‘Tacna’ emplaza sus piezas de artillería dirigidas al cuartel blindado”.
“El Comandante Ramírez Pineda (al mando del Tacna) pide parlamentar con el Capitán Rocha mientras acoge la sugerencia de su ayudante, Capitán Francisco Ahumada Valderrama, de la inconveniencia y
peligrosidad de utilizar las piezas le artillería, toda vez que se trata de compañeros de armas y de las graves consecuencias que traería si algún proyectil hiciera impacto en la Santa Bárbara del Blindado N’
2. Sugiere usar bombas lacrimógenas, por lo que se encomienda al Subteniente Carlos Massouh, de Material de Guerra que se dirija al cuartel de Regimiento ‘Tacna’ a retirarlas”, narran.
A TOMARSE EL BLINDADO
Luego relatan que a petición del Comandante Ramírez Pineda, el Capitán Rocha autoriza la salida de los oficiales y suboficiales retenidos que se negaron a participar en la asonada, los que salen con las manos en la nuca ..
“El Capitán Rocha, – detallan- acompañado del Cabo Jorquera -y de su equipo de radio, sale del cuartel y se apersona al Comandante Ramírez Pineda para manifestarle, con decisión y firmeza, que el Blindado no se rendirá. Luego de un intercambio de duras palabras, lo saluda militarmente y gira dándole la espalda para ingresar al Regimiento. El Comandante Ramírez ordena ¡Alto!, pero el Capitán ignora la orden. Ramírez insiste sin ningún resultado, desenfunda, entonces, su pistola Star6,35 ‘Famae’, apunta y le dispara; la bala entra por el lado derecho de la cadera, no comprometiendo, felizmente para el Capitán
Rocha, ningún órgano vital; pero inmediatamente, por ‘simpatía’, se desata una infernal balacera por ambos lados”.
Luego narran: “El cabo Jorquera se apodera de una ametralladora Reimethal, y mientras intenta hacerla funcionar, recibe tres disparos en el cuerpo que salen del arma de un conscripto calificado como tirador escogido. Pese a los disparos recibidos, Jorquera continúa tratando de accionar la ametralladora mientras le gritó a su Capitán Rocha que se proteja en el Regimiento puesto que, yo yo estoy muerto
le dice”.
“El tirador escogido vuelve a disparar y nuevamente hace blanco en tres oportunidades en el cuerpo del cabo Jorquera quien, pese a las seis heridas recibidas heroicamente continúa en su vano intento por
operar la Reimhetal. Un séptimo disparo hace blanco nuevamente para, finalrnente, desplomarse muerto al recibir una octava herida”, anotan.
«HACER DESAPARECER EL BLINDADO»
Valdés y Monsálvez continúan su relato investigativo: “El Comandante Ramírez Pineda, amparado en la orden recibida del General Prats de ‘hacer desaparecer el Blindado’, ordena que las baterías disparen sus
piezas de artillería, una las cuales está al mando del Capitán Luis Mena. Una pieza hace impacto en una de las garitas de la muralla y otra en el Casino de Oficiales. El tirador escogido, con calma apunta y hace blanco nuevamente, ahora en la cabeza de un conscripto centinela ubicado sobre una de las murallas y cuyos sesos dramáticamente se derraman por la pared”.
“El enfrentamiento ha cobrado un alto precio. Hay muertos y heridos y todos son hombres de armas. Un preludio sangriento de un I I de Septiembre que se acercaba que se acercaba a pasos agigantados” concluyen.
Hasta ahí ese relato de la investigación histórica.
OTRA MIRADA
Pero el historiador de temas militares Roberto Arancibia Clavel escribe que “durante el repliegue, las unidades del Blindado llegaron al Parque Cousiño y luego tomaron la avenida Matta. Las tropas
sitiadoras estaban desplegadas, con sus piezas emplazadas, pero al aparecer los tanques se dispersaron en todas direcciones. Algunos de los sitiadores dispararon sus armas y mataron a uno de los soldados
que iba sobre un tanque. La columna, finalmente, rompió el cerco e ingresó al cuartel. El capitán Rocha informó, entonces, al comandante Souper que habían fallecido cinco soldados a causa del bombardeo de la artillería y, también el sargento Jorquera, cuando salió a parlamentar junto al capitán a cargo. Finalmente, el comandante resolvió rendir la unidad al general Sepúlveda, entregándole el mando al coronel Joaquín Ramírez, comandante del “Tacna”.
Esta versión es diferente a otras, que decían que Souper, tras el baleo, entregó la unidad al general Oscar Bonilla, quien actuó como Delegado del Comandante en Jefe del Ejército. Pero los hechos dejaron
un elevado saldo muertos y heridos entre los uniformados. El coronel Souper entonces le entregó el mando del regimiento tras la balacera. Oficialmente se dice que ese día hubo 22 muertos, cinco de ellos
civiles (en el centro de Santiago) y el resto militares (uno en el Ministerio de Defensa) . La inmensa mayoría de los caídos fueron del Blindados dos, dos de ellos víctimas de los francotiradores en el
centro de Santiago .
Otro incidente significativo fue el que ocurrió cuando el general Pinochet, con la columna del regimiento Buin, por instrucciones del general Prat, se dirigía a ocupar el sector norte de La Moneda que ya
se encontraba rodeado por las fuerzas blindadas.
PINOCHET EN ESCENA
Arancibia Clavel, en lun artículo sobre El Gobierno de la Unidad Popular y la Participación de los Militares, narra que el general Pinochet “se aseguró que no se dispararía contra las unidades
blindadas”. “La columna -prosigue- inició su desplazamiento a partir de las 09:30 de ese día, desplazándose hacia Santiago centro, observando la doctrina militar de distanciamiento entre vehículos y cada compañía enlazada por radio. Se hizo ingreso por la calle Teatinos en dirección hacia la Plaza de la Constitución. La vanguardia fue responsabilidad de la 4ta compañía de fusileros, al mando del
capitán Gabriel Alliende, quien se desplazaba en un jeep que tenía sirena y radio. Al llegar a la calle Teatinos con general Mackenna, la columna fue detenida por personal del Servicio de Investigaciones,
quienes habían ocupado todos los edificios que circundaban el Cuartel Central de esa policía, ubicado en esa intersección. Un prefecto que estaba a cargo informó que por orden del compañero presidente y del
director general de Investigaciones, Alfredo Joignant, no se podía avanzar hacia La Moneda. El general Pinochet dispuso al coronel Felipe Geiger Stahr, comandante del “Buin”, que tomara las medidas del caso.
Este ordenó que la compañía de morteros tomara posiciones en el sector norte del río Mapocho y que la primera compañía colocara dos cañones sin retroceso en la esquina de San Martín con general
Mackenna, sector terminal de buses, y dos cañones en la calle Teatinos, apuntando hacia el ingreso principal del cuartel policial”.
Agrega Arancibia que “también dispuso que todos los fusileros se bajaran de los vehículos y que se parapetaran a ambos lados de las calles, entre el rio y el cuartel. Las unidades estuvieron listas en
pocos minutos, en condiciones de iniciar un ataque. Los preparativos, desplazamientos de armas pesadas y los fusileros parapetados en los edificios, hicieron reaccionar a los policías a cargo. Se acercó
entonces el inspector Julio Rada Jiménez, quien le expresó al general Pinochet que era un funcionario de carrera y que le diera cinco minutos para recoger su fuerza. El general Pinochet aceptó, junto con
rebajarle el tiempo a tres minutos. Tanto el “Buin” como Investigaciones fueron prudentes en el momento, de haber sido distinto habría sido una catástrofe”, advierte.
ADHERIR O ABSTENERSE. EL DILEMA MILITAR
Las compañías del “Buin” siguieron su marcha en dirección a la Plaza de la Constitución y al llegar a la calle Catedral, se ordenó detener la marcha y se dispuso que una sección avanzara hacia el sur para
constatar fuerza, presencia y actividad de los blindados que rodeaban La Moneda.
Aunque el Blindados 2 estuvo solo en la intentona, posteriormente se supo que en un principio hubo personal de la Escuela de Suboficiales que no quisieron salir a reprimir a sus compañeros del Blindados, pero que fue una orden taxativa del General Prats la que los hizo actuar.
Del mismo modo, hubo oficiales de otras unidades que también quisieron adherir, pero al final se abstuvieron. Hubo casos de unidades donde los suboficiales no quisieron sumarse a la acción de insubordinación.
Un general que fue determinante en la represión de los insurrectos en el área norte de Santiago, al mando del Buin, fue el general Augusto Pinochet, entonces jefe del Estado Mayor del Ejército, quien el 11 de septiembre encabezó el golpe militar de ese mismo año.
El presidente Salvador Allende, mientras estaba en su residencia de Tomás Moro, antes de dirigirse a La Moneda, habló por Radio Corporación. Desde allí dijo: “Un sector sedicioso se ha levantado. Es un pequeño grupo de militares facciosos que rompen con la tradición de lealtad. El Blindado Nº 2
dispara contra La Moneda. La guardia de palacio hace frente. Prats tomó las disposiciones necesarias. Llamo al pueblo para que tome las industrias, pero no para ser victimados. Que el pueblo salga a la
calle, pero no para ser ametrallado . Que lo hagan con prudencia con cuanto elemento tengan en sus manos. Si llega la hora, armas tendrá el pueblo. Pero yo confío en las Fuerzas Armadas leales al gobierno”.
ALLENDE EMPRENDE CAMINO A LA MONEDA
Tras esa intervención, cerca de las once de la mañana abandonó la residencia presidencial de Tomás Moro, en una caravana de unos veinte vehículos, incluyendo tanquetas de carabineros. Llegó cerca del
mediodía a La Moneda mientras los generales Prats y Pinochet se abrazaban en el Palacio de Gobierno por haber conjurado la amenaza golpista. En la noche, Allende, hablando desde los balcones de La
Moneda a una muchedumbre reunida en el lugar, decía: “Rindo homenaje a la fuerzas leales del Ejército de Chile, de la Armada Nacional y de la Aviación. Rindo homenaje a cinco civiles que perdieron su vida, como consecuencia de la actitud artera, antipatriota, contraria a la doctrina de las Fuerzas Armadas, del
grupo insurgente”.
El mismo día, Allende solicitó al Congreso autorización para declarar bajo Estado de Sitio a todo o parte del territorio nacional, por hasta seis meses. La petición fue rechazada, Los cinco principales integrantes de Patria y Libertad que promovieron la asonada —Pablo Rodríguez, John Schaeffer, Benjamín Matte, Manuel Fuentes y Juan Hurtado— se asilaron en la embajada de Ecuador, desde donde dieron a conocer que habían sido promotores del levantamiento y, además, proclamaron que habían sido traicionados. Una secuela seria del motín fue el robo de seis ametralladoras .30 y municiones desde los almacenes del Regimiento Blindado dos, por parte de integrantes de ese Frente.
El periódico Izquierda Diario recuerda que ese mismo día comienza la ofensiva popular. Se extendieron las tomas de fábricas, barricadas cercaron Santiago y brigadas de trabajadores y pobladores avanzaron
desde la periferia hacia el centro. En las zonas agrícolas, los consejos comunales encabezan a los campesinos en las toman de las tierras, requisan vehículos y cortan los accesos a la ciudad. En los
Cordones Industriales se reparten instructivos para requisar transporte, combustible y armamento popular. “Y el general Prats, en un acto desesperado -dice- , le pide ayuda a la dirección del
Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) para aplastar la sublevación”.
Estaban dados todos los elementos para desatar la guerra civil, pero el aplastamiento del Blindados 2 y el que no se les hayan sumado otras unidades, evitaron esa conflagración.
Bibliografía consultada:
https://revistanotashistoricasygeograficas.cl/carga/wp-content/uploads/2021/01/n13-14-13.pdf