La OTAN en alerta. Un nuevo episodio de alta tensión sacudió este jueves el Mar Báltico. El protagonismo recayó sobre el petrolero “Jaguar”, un buque sospechoso de integrar la “flota fantasma” de Vladimir Putin, que fue interceptado por fuerzas estonias mientras navegaba sin bandera por el Golfo de Finlandia.
La maniobra derivó en un despliegue militar que incluyó cazas polacos de la OTAN y un avión de combate ruso que, según Tallin, violó el espacio aéreo aliado.
Según el ministro de Asuntos Exteriores estonio, Margus Tsahkna, el petrolero, con rumbo a Rusia, fue detectado navegando sin nacionalidad ni seguro. “Respondimos de la manera apropiada”, explicó Tsahkna, quien consideró “totalmente inaceptable” la intromisión rusa. Estonia presentó una nota de protesta formal al encargado de negocios de Moscú en Tallin.
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INTERVENCIÓN FRUSTRADA
Las fuerzas estonias intentaron abordar el buque utilizando un patrullero, un helicóptero y una embarcación de vigilancia. El Jaguar, sin embargo, se negó a cooperar y continuó su travesía. Según Ivo Vark, comandante de la Marina estonia, “se consideró innecesario el uso de la fuerza, incluido el abordaje”, por lo que simplemente escoltaron al navío hasta aguas rusas.
El punto crítico llegó cuando un caza Su-35S ruso irrumpió brevemente en el espacio aéreo de la OTAN, lo que disparó la alarma en Bruselas. “La OTAN y Estonia están en estrecho contacto”, declaró el secretario general de la Alianza, Mark Rutte. “En los últimos meses hemos visto muchos incidentes similares.”
Un video grabado desde el puente del petrolero muestra el intercambio de comunicaciones. “Cambie inmediatamente el rumbo a 105”, ordena un oficial estonio. Una voz rusa responde burlonamente: “¡Qué montón de payasos!”. El incidente también fue confirmado por sitios de rastreo marítimo, que identificaron al Jaguar y su paso por la zona en conflicto.
EL TRASFONDO
El Jaguar, que ahora opera bajo el nombre de “Argent” y con bandera de Guinea-Bissau, es parte de una vasta red de petroleros sospechados de operar para Moscú con el objetivo de esquivar las sanciones impuestas por Occidente. Muchos de estos buques —de segunda mano, sin seguro y abanderados en países sin control estricto— permiten a Rusia mantener sus exportaciones de crudo bajo radar.
Esta “flota en la sombra” está vinculada, en parte, a la naviera estatal Sovcomflot, y en febrero se detectaron al menos 70 nuevos buques con estas características, sumándose a otros 50 previamente identificados. La Unión Europea prepara nuevas sanciones para cortar esta red en expansión.
UN CONFLICTO PARALELO
El incidente ocurre en un contexto diplomático especialmente sensible. Rusia y Ucrania reanudaron esta semana las conversaciones de paz en Turquía, aunque la ausencia del presidente ruso Vladimir Putin —que envió una delegación técnica— fue leída como un gesto de desdén. Zelenski, por su parte, advirtió que solo hablará con Putin directamente.
Para Tallin, el intento de intercepción del Jaguar no fue solo una cuestión de legalidad marítima, sino una acción preventiva para proteger infraestructuras críticas. “Nuestro objetivo más importante era garantizar la seguridad de las infraestructuras submarinas. Esto se logró”, aseguró el ministro de Defensa estonio, Hanno Pevkur.