Varias semanas podría demorar la identificación de los cuerpos de los siete ocupantes de la avioneta que capotó en Coyhaique el viernes pasado. Así lo adelantó ya el Servicio Médico Legal (SML) de la región de Aysén.
Pasadas las 9:30 de ese día se perdió contacto con la aeronave que iba a Chile Chico, la que luego fue encontrada en la Ruta 7, entre Balmaceda y Cerro Castillo, en el sector Las Horquetas, sin ningún sobreviviente.
Los cuerpos de los fallecidos -el piloto y seis pasajeros- solo pudieron recuperarse después de varios días. Primero, por la dificultad que presenta el terreno donde cayó la nave, pero principalmente porque el accidente fue de alto impacto y tras ello se produjo una explosión.
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Así lo explicó la directora regional del SML de Aysén, Catherine Sandoval.
Por lo pronto, en el servicio comenzaron a realizarse los exámenes tanatológicos para identificar científicamente los cuerpos, para así poder entregarlos a sus familias lo antes posible.
MUESTRAS DE ADN
Al respecto, Sandoval explicó que se harán exámenes de ADN a los familiares de los pasajeros de la avioneta y del piloto.
Con este fin algunas muestras serán derivadas a otros servicios del país para así poder avanzar lo más rápido en el proceso de identificación.
A través de un comunicado, la empresa Transportes Aéreos San Rafael entregó el mismo día del accidente los nombres de las víctimas.
Se trata del piloto, Joaquín Infante Crocco, a quien describieron como «uno de los más experimentados de nuestra compañía, lo que certifican sus horas de vuelo y sus años de experiencia».
Los pasajeros, que se dirigían desde Coyhaique a Chile Chico, fueron identificados como Sonia Muñoz Belmar, José González Navarrete, Héctor Foitzick Hernández, Patricio Asencio Paredes, Mirta Barria Santana y Millaray Cayun Padilla.
