Pato cojo: El primer día del resto del gobierno Por Víctor Maldonado R.
El gobierno tiene razones para celebrar la aprobación del proyecto previsional en el Congreso. Tal vez sea su principal legado y de seguro es el hito destacado en su etapa de término. Lo que viene es el cierre, no nuevos logros importantes.
La diferencia será notable y rápida.
Lo primero que se notará es la inadecuación de mantener el tipo de retórica que ha utilizado esta administración desde el principio. Los llamados épicos a un mañana mejor necesitan tener algún futuro disponible para darle sustento y ese tiempo ya se agota.
Lo que tomará inmediata notoriedad son los preparativos de la campaña presidencial que se inician desde el primer día, al regreso de las vacaciones políticas de febrero. El calendario es muy intenso.
Es cierto que recién en noviembre y diciembre tenemos las definiciones presidenciales de primera y segunda vuelta, pero eso es considerando el punto de vista del mayor interés ciudadano que se concentra en esas fechas.
Como los actores políticos deben realizar múltiples preparativos, ocurre que antes de los comicios presidenciales y parlamentarios se deben haber definido los pactos electorales a mitad de año.
Modo campaña
Antes de eso se ha debido pasar por el proceso de elecciones primarias, para lo cual se inscriben candidatos el 30 de abril y se vota el 29 de julio. Eso solo deja los meses de marzo y abril para la negociación entre partidos.
Es decir, los partidos y las coaliciones ya están focalizados en las campañas. Lo que tenemos ahora es un engañoso paréntesis estival con término abrupto.
El cambio de foco de atención será repentino y al gobierno se le irá pidiendo cuenta del desempeño de tareas por ministerio. Incluso eso, en la medida que esto pueda estar afectando al proceso electoral.
El pato cojo
No es que el gobierno abandone las funciones que el ejercicio del poder le demanda, es que el poder está empezando a abandonar al gobierno y eso afecta sus funciones. A este periodo es al que se le llama “el pato cojo” porque el gobierno camina, pero de una manera cada vez menos elegante.
El signo más evidente de este trasvasije será la salida de las figuras del Ejecutivo que se quieren proyectar como candidatos parlamentarios o presidenciales. El cambio de elenco refuerza la tendencia a concentrarse en asegurar un buen término de la administración y una preocupación menor en las vocerías.
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Como se verá, la última cuenta a la nación de Gabriel Boric, el próximo 1 de junio, se encuentra en medio de los preparativos electorales de todo tipo y su evaluación estará completamente supeditada a los intereses de campaña.
La prueba final
Por eso, la prueba final de Boric será influir en las definiciones que se tomen en los partidos, en el entendido que lo que más le conviene como cierre es que se presente una candidatura presidencial, producto de una sola primaria y concordar una lista parlamentaria de la centroizquierda.
Pero la evaluación de los partidos se orientará pensando en el futuro más que en el cierre de esta administración. Además, hace tiempo que el oficialismo ha perdido el propósito de funcionar como una sola coalición y ahora pesan más las diferenciaciones. Veamos cómo le va al pato cojo en su última carrera.
