Contra todo pronóstico, el Real Madrid se impuso con autoridad a Pachuca pese a sufrir una expulsión temprana. En inferioridad numérica durante 83 minutos, el equipo de Xabi Alonso apeló a su temple, jerarquía y talento para sellar una victoria que lo acerca a los octavos de final.
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El fútbol suele premiar la rebeldía. Este domingo en Estados Unidos, Real Madrid escribió una de esas páginas que definen el carácter de un campeón. En apenas ocho minutos, Raúl Asencio se fue expulsado tras derribar a Rondón y dejó a los blancos con uno menos casi todo el partido. Lejos de derrumbarse, el equipo creció.
La reacción comenzó en la pizarra de Xabi Alonso. El técnico reformuló el esquema con Tchouaméni como central improvisado y Valverde reconvertido en mediocampista todoterreno. Arriba, Vinicius y Gonzalo siguieron en cancha. La apuesta por mantener poder ofensivo era arriesgada, pero valiente. Y funcionó.
Courtois sostuvo al equipo en los momentos más críticos. Primero le negó el gol a Kenedy y luego a Bautista con dos atajadas de élite. Cuando más apretaba Pachuca, llegó el primer golpe merengue: pase vertical de Valverde, descarga de Gonzalo, desborde de Fran García y gol elegante de Bellingham.
Poco después, Vinicius activó la banda derecha. Pase al primer toque de Trent Alexander-Arnold, gran asistencia de Gonzalo —otra vez decisivo— y definición de Arda Güler con su pierna menos hábil para el 0-2. Pachuca, que había mostrado cosas interesantes con Palavecino y Rondón, sintió el golpe. Y no se recuperó.
En el complemento, el desgaste físico obligó a nuevas variantes. Xabi movió el banco y metió a Modric y Ceballos para tomar control del balón. La combinación entre Brahim, Valverde y Vini fue letal. El brasileño sirvió al uruguayo y este remató la jugada con clase. Un premio al esfuerzo colectivo. El 3-1 final llegó tras un remate lejano de Montiel, desviado por Tchouaméni.
Huijsen fue el alma de la defensa: impasable en los duelos, fino con el balón y lanzador del pase profundo que inició el tercer gol. El joven zaguero holandés fue figura junto a Courtois y Valverde.
Eso sí, la jornada no estuvo exenta de tensión. El final se vio empañado por un cruce entre Rüdiger y Cabral, con denuncias por posible insulto racista. La FIFA ya investiga el hecho.
Y al margen del resultado, también quedó la reflexión de Courtois. En el descanso, el belga fue claro sobre la expulsión de Asencio: “Son dos veces el mismo error, pero él lo sabe. Vamos a ganar por él”.
El Real Madrid pasó una prueba mayor ante Pachuca. Jugó con uno menos casi todo el partido, pero mostró personalidad, variantes tácticas y jugadores que responden en la adversidad. A mayor dificultad, mejor Madrid.