La declaración de Carolina Grellet, exesposa de Eduardo Cruz Coke y madre sus dos hijos de 17 años, los tres víctimas de un triple crimen en La Reina el 18 de octubre pasado, reveló un desconocido episodio donde su exmarido le dijo que su hermana lo había tratado de envenenar.
Recordemos que el marido de esta última, Jorge Ugalde, es el principal sospechoso de los homicidios.
De acuerdo con el órgano persecutor, al padre lo habría apuñalado, mientras que a sus sobrinos los intoxicó con somníferos y luego los asfixió.
El relato de Grellet lo dio a conocer Meganoticias.
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El día del crimen ella estaba en Bariloche.
En su decaración recordó el 3 de noviembre del año pasado.
«Eduardo me llamó por teléfono diciéndome: ‘Carola, la Trinidad me trató de matar, me envenenó, por favor ven a ayudarme’. Su voz era somnolienta y su estado de conciencia un poco alterado. Fue como un llamado de auxilio. En esa ocasión estaba con los niños en su casa de La Cañada. Le pregunté por ellos y me dijo que ellos estaban bien», sostiene el relato.
La exesposa agregó que «Eduardo me contó que en la tarde había llegado Jorge Iván Ugalde con un postre y un helado con frutillas y chubis, diciéndole que Trinidad (Cruz Coke, su hermana) le había mandado eso para que comieran. Eduardo se comió toda su porción. No obstante, mis hijos señalaron que no quisieron comerla porque tenía un sabor raro y malo, como a remedio, lo cual Eduardo también me señaló».
«EL MEJOR PADRE»
Grellet también se refirió al día del crimen de su exmarido y sus hijos y descartó tajante la idea inicial de la fiscalía de que hubiera sido un parricidio.
«Inmediatamente le señalé que no había posibilidad que fuera así. Eduardo amaba a sus hijos más que nadie, era el mejor padre del mundo y tampoco creía posible que Eduardo se quitara la vida», aseguró.
Respecto de los días previos, aseveró que «mientras estuve de viaje tuvimos comunicación fluida, hablamos muy normal y no noté nada extraño, estaba feliz con los niños. Hablamos hasta el viernes 17 en la noche y coordinamos que él junto a uno de mis hijos me iban a ir a buscar al aeropuerto».
El día del asesinato no tuvo contacto con ninguno de ellos. «A eso de las 21 horas comencé a llamar a Eduardo y a mis hijos, pero ninguno me contestó, razón por la cual llamé a mi hermano. Ahí me comunicó que mis hijos y Eduardo estaban fallecidos. Le pregunté qué había pasado y me dijo que al parecer habían entrado a robar, pero que no sabía mucho lo que había ocurrido», expresó.
