La torta se reparte distinto entre dos coaliciones Por Víctor Maldonado R.
Las coaliciones de gobierno no han esperado el término del mensaje presidencial para empezar a marcar sus diferencias estratégicas.
Los desacuerdos también incluyen el enfoque que el Presidente debiera darle a su discurso central del año. Esa inclinación es la verdadera incógnita de la cuenta.
Mientras algunos buscan bajar las expectativas referidas al discurso, otros operan de manera inversa, considerando imprescindible que Boric encuentre la forma de rendir cuenta a la nación, junto con favorecer las expectativas electorales del oficialismo.
¿Se hablará a todos o más a los cercanos?
El aumento de expectativas es la peor manera de esperar un mensaje al país porque como la imaginación no tiene límites, lo que diga el Presidente les parecerá poco a quienes anticiparon no se sabe qué maravilloso anuncio con el que debiera sorprendernos.
Si las expectativas son bajas, lo que diga Boric será considerado muy positivo puesto que nunca se señaló que algo especial fuera a suceder.
Tendrá el control de la situación en la medida en que se enfoque en lo concreto, lo específico, cuantificable en su alcance y delimitado en su concreción.
Quiénes están pidiendo una hoja de ruta tienen toda la razón en hacer esta solicitud. Por lo general, el gobierno ha titubeado por falta de precisión.
El valor del mensaje
Aun manteniendo los mismos objetivos de fondo, puede tomar varias vías alternativas, pero no avanzará si no escoge.
Las decisiones presidenciales tienen que ser conocidas, acogidas e implementadas en breve y por eso es importante el mensaje del primero de junio.
Las verdaderas opciones son dos: se buscará brillar en la intervención en ese día, procurando despertar el entusiasmo de los próximos, o se buscará abrir la puerta a acuerdos acotados, lo que requiere más detalles y menos retórica.
Mucho impacto, pero de corto alcance, o impacto con alargue, pero menos lucimiento.
Desde el punto de vista del bien común no hay por donde perderse.
Como estas son las opciones, Boric puede lograr aglutinar a muchos, pero no puede esperar que todos queden igual de contentos.
Es muy significativo que los emplazamientos que realiza el PC, por parte de su presidente y de sus parlamentarios, consista en apelar a Gabriel Boric, señalando, como dice el senador Iván Núñez, que “es importante que el Presidente Boric retome el relato de transformación social”.
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Lo extraño no es lo que dice, sino que lo diga como desde fuera, desde la posición del que ya se encuentra a cierta distancia de La Moneda.
Nadie le pide a otro que “retome” un camino si no es porque se ha apartado de la vía principal o, a lo menos, ese es el punto de vista del que está haciendo la petición.
El gobierno no puede implementar políticas según el gusto de las coaliciones que lo respaldan, todas tienen que guardar coherencia si quieren cosechar éxitos.
La búsqueda de acuerdos no puede exacerbar las diferencias.
Las reacciones anticipadas ya anuncian por dónde se decantará Gabriel Boric. Como ha dicho la ministra Vallejo:
“la Cuenta Pública del Presidente es para hablarle al país en su conjunto”. Si eso se entiende, ya sabemos el rumbo.
