La ministra de fuero Maritza Villadangos condenó al Arzobispado de Santiago a pagar $70 millones una víctima de abusos sexuales del fallecido sacerdote Tito Rivera Muñoz.
El ataque a Zoro Daniel Rojas Álvarez en 2015 ocurrió en el dormitorio del religioso en la Catedral Metropolitana.
En el fallo de 69 páginas se describe cómo la víctima, en ese entonces de 40 años, estaba cesante y con una hija enferma, que necesitaba un medicamento.
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UN DÍA DE TERROR
Por eso Rojas fue a la Catedral de Santiago, donde ofrecían asistencia a los feligreses que se hallaban en estado de necesidad.
A la oficina donde exponía su caso ingresó Rivera Muñoz, quien luego lo llevó aparte y le dijo que personalmente se hará cargo de solucionar su problema.
«Así, afirma, Rivera Muñoz le pidió que lo acompañara y luego de un extenso recorrido que detalla, para su sorpresa, dicho trayecto finaliza en un dormitorio».
Ahí, «luego de tomar asiento, beber un vaso de agua que el citado demandado le ofreció y conversar durante aproximadamente treinta minutos, acerca del problema médico de su hija y la necesidad económica en que se encontraba para poder comprar el medicamento que le había sido recetado», sostiene.
«ÚNICAMENTE CON CALZONCILLOS»
Luego, «se empezó a sentir extremadamente cansado, extraño y torpe, sin control sobre su cuerpo, sin fuerza para mover sus extremidades, las que no obedecían a su voluntad».
En esa circunstancias «Rivera Muñoz se habría sacado los anillos de los dedos y el crucifijo del cuello, ingresando a un baño adyacente, desde donde salió luego vestido únicamente con calzoncillos».
«Aprovechando su estado de letargo lo habría abusado sexualmente, sin que él pudiera defenderse», agrega.
La víctima «expresa que al recuperar la movilidad de su cuerpo ingresó al baño para limpiarse y que Rivera Muñoz, entre otras cosas, le habría dicho que podía volver cuando quisiera y que no podía contar a nadie lo ocurrido, porque había sido carabinero y reingresado a la institución como capellán, por lo que tenía conocidos que le podían hacer algo”.
INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL
El tribunal dio por establecidos los hechos y los daños psicológicos y morales a la víctima, que tras los hechos perdió a su familia y literalmente quedó en la calle.
También, la falta de celo con que actuó el Arzobispado de Santiago para investigar el caso.
Por eso lo condenó «al pago total de la indemnización de perjuicios, conferida a título de daño moral».
Esta quedó fijada en «la cantidad de $70.000.000, suma que se reajustará de acuerdo a la variación que experimente el Índice de Precios al Consumidor, desde la fecha en que el presente fallo quede ejecutoriado y hasta su pago efectivo, más intereses para operaciones reajustables desde que el deudor se constituya en mora».
También lo condenó al pago de las costas del juicio.
