Deportes

Erika Olivera: de la pista a la lucha por la igualdad

Por Allan Santander

Periodista

Erika Olivera
Erika Olivera, diputada y exatleta de alto rendimiento (Foto: Cedida)
Está Pasando conversó en exclusiva con la diputada y exmaratonista Erika Olivera sobre los desafíos, avances y deudas pendientes del deporte con las mujeres.

La historia olímpicas y deportiva es algo complicada, y la diputada y exatleta Erika Olivera sabe de eso. Por primera vez en la historia olímpica, los Juegos de París 2024 presentaron una paridad perfecta entre atletas hombres y mujeres.

Un logro impensado hace más de un siglo, cuando en la edición de 1900 las mujeres apenas representaban el 2,2% de los participantes.

Hoy, no solo han ganado presencia, sino también audiencia: 7 de cada 10 personas ven deportes femeninos, y eventos como el Mundial de Fútbol Femenino 2023 rompieron récords con más de 2.000 millones de espectadores. Pero, aunque las cifras celebran un avance, el camino hacia la equidad no ha sido fácil.

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ERIKA OLIVERA, LA CARRERA DE UNA PIONERA

Erika Olivera conoce bien ese trayecto. Atleta de alto rendimiento durante 30 años, 32 medallas, y actual diputada, la chilena desafió no solo a sus rivales en la pista, sino también a un sistema que, históricamente, le dio la espalda a las deportistas.

«»El deporte comencé a practicarlo a los 11 años en Puente Alto, en una escuela de verano. Y antes que comenzara el amor por el deporte, pasaron muchos años. No lo comencé a practicar porque me gustase o sintiera pasión por él, fueron otras las circunstancias», recuerda.

Desde sus inicios, Olivera dejó huella en el atletismo. Con apenas 18 años ya sumaba medallas en torneos sudamericanos y panamericanos. Su gran consagración llegó en 1999, cuando se colgó el oro en la maratón de los Panamericanos de Winnipeg con un tiempo de 2:37,41. Sin embargo, más allá de los triunfos, su carrera estuvo marcada por la lucha contra la desigualdad de género.

LA BARRERA INVISIBLE

El camino de la mujer en el deporte ha estado plagado de obstáculos. «Antiguamente, las mujeres no practicaban mucho las actividades deportivas porque no se les daba el espacio», explica Olivera.

Los Juegos Olímpicos modernos, fundados en 1896, inicialmente excluyeron a las mujeres. Con los años, la brecha comenzó a cerrarse, pero el proceso fue lento: «En el maratón, que es donde fui especialista, recién en los Juegos Olímpicos de 1988 en Los Ángeles las mujeres compiten por primera vez».

Los prejuicios sobre la resistencia física femenina limitaron su participación en ciertas disciplinas por décadas. Incluso, al interior del atletismo, las distancias y pruebas se abrieron tarde para las mujeres. «En 1982 recién se les permitió competir en los 800 metros planos», añade la maratonista.

DE LA CANCHA A LA MATERNIDAD

Las dificultades no solo se dan en la pista. La maternidad sigue siendo un factor que pone en riesgo la carrera de muchas deportistas. «Antiguamente, las mujeres que decidíamos ser mamás corríamos el riesgo de perder nuestras becas», revela Olivera.

Hasta 1998, el embarazo podía significar el fin de una carrera profesional. Recién en 2020 se logró establecer el fuero maternal y postnatal para las atletas, pero aún queda mucho por avanzar, especialmente en la creación de espacios de cuidado infantil en los centros de entrenamiento.

En el fútbol, la brecha de género sigue siendo enorme. «Las mujeres aún tienen que luchar por contar con las mismas condiciones, en cuanto a infraestructura, recintos y canchas», denuncia Olivera. Si bien se han logrado avances en términos contractuales y salariales, la diferencia con sus pares masculinos sigue siendo abismal.

EL LIDERAZGO FEMENINO

A nivel dirigencial, las mujeres aún enfrentan un techo de cristal. Según un estudio de la Sport Integrity Global Alliance, solo el 26,9% de los cargos ejecutivos en federaciones deportivas internacionales son ocupados por mujeres. Peor aún, de las 31 federaciones analizadas, solo tres tienen a una mujer en la presidencia.

No obstante, la tendencia comienza a cambiar. Cada vez más mujeres asumen roles de liderazgo, impulsando políticas más inclusivas y fomentando la inversión en el deporte femenino.

Esto se traduce en récords de audiencia y asistencia en eventos como la Copa del Mundo Femenina, pero también en la lucha por la reducción de la brecha salarial y el combate contra la violencia y el abuso dentro del deporte.

EL MENSAJE A LAS NUEVAS GENERACIONES

Desde su experiencia, Olivera tiene un mensaje claro para quienes buscan abrirse camino en el deporte: «No tengan miedo, crean en ustedes».

Ella misma sabe lo que significa pelear desde abajo, sortear la indiferencia de los dirigentes y desafiar estructuras injustas. Su historia es un recordatorio de que el deporte femenino ha avanzado, pero aún tiene muchas metas por cruzar. Y que la lucha, dentro y fuera de la pista, sigue en pie.

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