La furia quedó plasmada en las imágenes de diarios de todo el mundo. Las violentas protestas causadas por el estallido social en Chile sorprendieron a la prensa internacional por lo inusitado del problema. Chile, ‘el milagro económico’ de la región, se sumía en una crisis social que no se veía desde el régimen de Pinochet.
En octubre del 2019, un millón de personas se juntaron en la Plaza de la Dignidad para decir ‘Chile Despertó’. La chispa prendió por un alza de 30 pesos en el pasaje del metro. La cifra cayó a pelo para decir que no eran 30 pesos, sino «30 años», desde que, del regreso a la democracia, el establishment político se había alejado de las demandas de la población.
Cobertura mediática
Los principales medios de América Latina y Estados Unidos destacaron el estallido social en Chile resaltando el contraste que había entre una economía prodigiosa y serios problemas de desigualdad en la repartición de recursos. Un informe de la BBC de aquel año, reporta que el 1% más adinerado del país se quedó con el 26,5% de la riqueza en 2017, mientras que el 50% de los hogares de menores ingresos accedió solo al 2,1% de la riqueza neta del país.
Más aún, por ese entonces, el sueldo mínimo en Chile era de 301 mil pesos mientras que, según estudios del INE, la mitad de los trabajadores recibía un sueldo igual o inferior a los 400 mil pesos. Bajo ese contexto, un alza en el pasaje del metro, significaba un gasto considerable que afectaba los bolsillos de la mayoría de la población. Más aún, si se considera que el transporte público en Chile es uno de los más caros del mundo en función al ingreso medio.
Chilenos a favor del estallido social
La indignación no solo se hizo sentir en Chile. En el extranjero, manifestantes también se sumaron, desde la distancia, a la protesta. Aunque no solo hubo personas de nacionalidad chilena. Según el diario El Mostrador, se unieron otras voces que apoyaban la demanda nacional.
“Hay un evidente fuente de contagio de distintas movilizaciones sociales muy masivas que hemos visto en América Latina en años recientes», dice la cientista política, Claudia Heiss en conversación con Estapasando.cl. «Distintos movimientos sociales comparten un repertorio de acción colectiva que podrían haberse visto influidos, hasta cierto punto, por el caso chileno», explica.
Fuera del Consulado de Chile en Buenos Aires, se movilizaron para cuestionar al gobierno de Sebastián Piñera, así como la represión policial y militar desplegada en las calles. En Barcelona, Madrid, Viena, Berlín y París ocurrió lo mismo. Ciudadanos pedían la renuncia del presidente, pensiones más justas, mayor acceso a la educación y salarios dignos.
Impacto del estallido social en Chile
El caso chileno impactó a otros países de la región. En Colombia, Bolivia, Perú y Venezuela se observaron protestas y movimientos inspirados o influenciados por el fenómeno del estallido social. «Hay elementos y formas de movilización que se parecen», dice Heiss. «Tiene que ver con la dificultad para responder a las demandas ciudadanas, la crisis de representación política, y la creciente desigualdad. Entonces, sí, vemos un efecto de bola de nieve respecto a otros estallidos sociales».
Durante los años 2019 y 2020, la furia se prendió en Colombia en contra el gobierno de Iván Duque. Manifestantes pedían reformas en áreas de gobierno y pensiones, se oponían a la violencia y a los asesinatos a líderes sociales en el país y pedían una mejor atención médica y educación.
En Ecuador, las protestas surgieron debido a que el gobierno decidió eliminar los subsidios al combustible, lo que llevó a que también aumente el precio del transporte. En Bolivia, la agitación política partió tras las elecciones presidenciales de octubre 2019 que generaron acusaciones de fraude electoral a favor del entonces presidente Evo Morales. Perú vivió una profunda crisis política tras la destitución del presidente Martín Vizcarra acusado de actos de corrupción; y en Venezuela las manifestaciones se centraron en la lucha contra el régimen de Nicolás Maduro.
Las consecuencias del estallido
Pese a la gran esperanza que desató el estallido social en un sector de la población, hoy en día los resultados no son muy alentadores en términos de objetivos cumplidos. El proyecto de Constitución que impulsaron los sectores progresistas del país fue rechazado en las urnas. Hoy se escribe un nuevo texto con mayoría republicana y aunque aún no ha sido terminado, voces de la izquierda aseguran que, tal como va la cosa, prefieren quedarse con la Constitución actual.
«Chile está en un momento muy crítico y bastante amargo para las fuerzas progresistas que impulsaron las demandas sociales y las protestas», dice Heiss. «Después de muchos años, tenemos una reacción conservadora y un sistema político que no ha logrado transformar las demandas sociales, de mejor educación, salud y pensiones, en políticas públicas. Creo que hoy día la responsabilidad debería ser que la derecha supere los intereses de su partido y vean de manera un poco más amplia lo que está pasando en Chile. Dar un giro hacia el centro es la única manera de recomponer el sistema político y sacar adelante el proceso de cambio que generó el estallido social», puntualiza Heiss en conversación con Estapasando.cl.
