Deportes

Hinchas de su hinchada

Camila Sanhueza

Periodista

Los estadios más que ser un espacio de disfrute se están transformando en lugares de restricciones por culpa de algunos.

La cancha siempre ha sido un lugar sagrado para los amantes del fútbol. Este último tiempo una serie de incidentes han demostrado que se perdió todo respeto absoluto por la caprichosa.

 

“El fútbol no está en crisis” fueron las palabras de Pablo Milad hace un par de años. La seguidilla de fracasos deportivos conllevó a preguntar en los últimos de puntos de prensa si seguía en esa posición: “la sociedad está en crisis” replanteó.

 

Lo ocurrido en el Estadio Nacional es una muestra más de que las barras como tal no son el problema, sino la gente. El 2019 -tras el estallido social- se mostraban amigables. Los distintos colores, en son de unidad respecto a un mismo objetivo, buscaron abolir las sociedades anónimas y devolver la esencia de los clubes a sus hinchas.

 

La nostalgia de recordar a algunos barristas, que tenían preocupación o algún tipo de enfoque social con la misma gente que iba a disfrutar de los encuentros, sólo queda en recuerdos. ¿Alguien más tiene en su memoria la “Escuelita libre de Los de Abajo”?  ¿O las ayudas comunitarias que organizó la misma barra alba para ir en ayuda de las víctimas tras los incendios de Valparaíso?¿En qué momento las barras se transformaron en el patio de una pugna de poder y perdieron lo social? Más allá de tener la razón simplemente perdieron el foco.

 

Con ansias se esperaba ver el funcionamiento de Colo Colo ante Huachipato. Los antecedentes previos,

indicaban que no era viable dar el pitazo inicial. Desmanes en las afueras, violencia desmedida en el desarrollo del partido y la inmersión en el memorial. Llega a ser contradictorio cantar asesino a un expresidente y pasar a llevar parte de la historia más dolorosa que ha vivido la nación, faltando un absoluto respeto a un espacio de memoria.

 

“Fue por un lienzo” Nunca fue el lienzo. Nunca la violencia en los estadios se puede justificar y tenemos los suficientes argumentos para decir que estos seudos hinchas no lo son, no les gusta el fútbol, no van a disfrutar del espectáculo. Son hinchas de sus “piños” en donde un trapo tiene más valor que el partido en sí.

 

Claramente, no es problema de un sólo color, no hace mucho el duelo entre Universidad Católica y Universidad de Chile en Concepción dejo varios heridos, entre ellos trabajadores; clase que en sus cánticos dicen defender. Acá ningún color se salva, desde el norte hasta el sur.

 

¿El fútbol esta en crisis? Sí. Agoniza día a día con dirigentes que no están a la altura y organismos gubernamentales ausentes. La contradicción se ve reflejada en a quien le otorgamos la culpa: ¿A los encargados de seguridad o a la falta de comportamiento? Este jueves viajaron cerca de 20 mil hinchas a ver a Colo Colo en Mendoza, rompiendo el récord azul de 14 mil en Brasil. Más allá de los números y el triunfo, la vuelta fue con la vergüenza de una multa de la intendencia trasandina, una denuncia por agresión sexual y basura por las calles tras el arengazo.

 

Las nuevas generaciones lucen sus “triunfos” por redes sociales, a la vista y paciencia de todos. Asaltos, camisetas, peleas. Tik tok se transformó en una herramienta para alumbrar con improperios quién resiste más a esta selva llamada barra. Pagan justos por pecadores. Padres retirándose con sus hijos por miedo. ¿Cómo traspasamos el amor por este deporte si aludimos que el folclor del fútbol forma parte de la violencia? Acá se tocó algo inquebrantable: la cancha.

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