Política

Miren para el lado, no para el frente Por Víctor Maldonado R.

Víctor Maldonado R. Sociólogo

Licenciado en Sociología y Magíster en Ciencias Políticas, ambas de la Universidad de Chile.

Mariana Aylwin explora alianza de Amarillos con Republicanos para respaldar un candidato único de la oposición
Mariana Aylwin: por qué se deba partir de la base “de tener desconfianza de los tribunales civiles”.

¿A quién divide más la discusión acerca del ámbito de la justicia militar? A quienes han migrado de la centroizquierda hacia posiciones coincidentes con la derecha.

Los pone en una encrucijada valórica muy difícil de enfrentar.

La justificación para dar el apoyo a esta iniciativa no se encuentra en los valores democráticos, tampoco en los mejores ejemplos de coherencia política desde el inicio de la transición. Quienes apoyan esta medida lo hacen porque consideran que es muy popular y eso ha bastado para determinar su comportamiento.

Sin embargo, la crisis de la seguridad no se puede enfrentar poniendo en crisis principios básicos de la democracia. En la derecha este conflicto no se presenta de igual manera y es aquí donde más se nota la discrepancia.

Las diferencias de opinión han traspasado por el medio a partidos como Demócratas y Amarillos. Lo que no ha facilitado las cosas es que su dirigencia ha tomado posición previa, sin un proceso interno de debate profundo.

Los cuestionamientos a este apoyo son múltiples, partiendo porque no se comprende, como dice Mariana Aylwin, por qué se deba partir de la base “de tener desconfianza de los tribunales civiles”.

Quienes se alejaron de la centroizquierda lo hacían con el propósito de practicar una política democrática de mejor calidad. Es lo contrario de lo que está pasando en este episodio decisivo. El giro hacia el respaldo populista de medidas que se saben dañinas fue el motivo de la migración y ahora es motivo de confusión.

Quienes se desmarcaron sospechaban de las convicciones democráticas de la izquierda más dura, pero ahora no tienen por qué mirar al frente para seguir teniendo iguales aprehensiones, basta con que miren para el lado.

Quienes tienen convicciones no temen quedar en minoría si con ello se inaugura el camino largo de valorar y presentar ante los ciudadanos la coherencia de un comportamiento democrático a toda prueba. Pero proponérselo en conjunto es más difícil que lograrlo. Compartir la crítica no es igual a comportarse mejor.

El seguimiento de los más exaltados de la derecha, o de los continuadores más obvios de la herencia autoritaria en Chile, no es lo que ninguno de ellos buscaba.

No se es de centro asumiendo posiciones extremas y el comportamiento prima por sobre las declaraciones. Este no es un episodio, es una señal significativa.

Para quienes empiezan a tener problemas de conciencia, no es cosa que se pongan a aceptar ahora aquello que no aceptaron antes. Un partido puede llegar a ser nuevo solo en su fecha de fundación, pero envejece rápido cuando sus prácticas llegan a ser muy, pero muy antiguas y reconocibles.

Ha llegado la hora en que los moderados de todos los sectores se planteen desde qué espacios pueden cooperar entre sí para que la gobernabilidad de Chile se fortalezca.

Quienes creen que está en juego algo más profundo que los resultados de una elección próxima, no se pueden conformar cuando los principios no son la guía del comportamiento de sus organizaciones.

La pregunta no es qué posiciones asume una directiva en estas circunstancias, sino proyectar qué decisiones se tomarán en un año más en un ambiente radicalizado. No se ha verificado un hecho puntual, es el inicio de una trayectoria.

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