Este sábado, se llevará a cabo una nueva conmemoración por el Día Internacional de la Mujer. Durante la jornada conocida como 8M, se realizarán diversas actividades y marchas a lo largo del país.
En este contexto, es necesario recordar los hitos que han formado parte de esta constante lucha de las mujeres, en una sociedad marcada por el machismo y prácticas patriarcales.
Sin considerar el ámbito internacional, la historia de Chile ha sido testigo de diversas batallas. Las cuales, de una forma u otra, han influido en el presente de las mujeres en el país.
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SUFRAGIO
Durante la década de 1920, la posibilidad de que las mujeres pudieran votar fue motivo de debate. Cabe señalar que, previo a ello, se crearon Centros Femeninos que buscaban liberar a la mujer de la opresión masculina y darle una conciencia clara sobre su responsabilidad social.
También, alrededor de 1915, surgieron dos espacios de reflexión y discusión femenina orientados a fines de carácter más bien cultural. Posteriormente, se formaron los dos primeros partidos políticos femeninos de Chile.
Según el sitio Memoria Chilena, este proceso se retrasó por varias décadas debido a la oposición de los partidos anticlericales y de izquierda. Los cuales, consideraban la tendencia conservadora del electorado femenino.
No obstante, en 1934 se aprobó el voto femenino para las elecciones municipales. Mientras que, recién en 1949, se concedió el derecho a voto a las mujeres para las elecciones presidenciales y parlamentarias.
En ese contexto, las mujeres pudieron participar por primera vez en la elección presidencial de 1952, instancia en la que fue electo Carlos Ibáñez de Campo.
DICTADURA
Tras un largo periodo de silencio, las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura despertaron nuevamente a las mujeres del país. De hecho, fueron las protagonistas de las movilizaciones de la época. Cabe precisar que, en primera instancia, se organizaron en defensa de la vida.
Posterior a ello, durante la crisis económica de 1980, las mujeres se movilizaron a propósito de la implementación del modelo económico neoliberal. También, por los elevados niveles de desempleo en el país.
Mientras que, al final de este periodo, se manifestaron por demandas concretas asociadas a los problemas de su género. De hecho, en ese contexto, surge el lema «democracia en el país y democracia en la casa».
Es necesario destacar que, en 1983, el «Caupolicanazo» fue una de las grandes manifestaciones que reunió a 10.000 mujeres. Junto con ello, fue la mayor concentración de oposición organizada hasta ese momento.
ESTUDIANTES
En 2011, el movimiento estudiantil dejó entrever los primeros lemas por una educación no sexista. Mientras que, en 2016, el aumento de la violencia de género dio paso a la consigna «Ni una menos».
Con la llegada del 2018, diversos casos internacionales motivaron las demandas a nivel nacional. Entre ellos, el movimiento «me too» en Estados Unidos y la sentencia de La Manada en España.
En ese momento, en el país surgieron denuncias de acoso en contra del director de teleseries Herval Abreu y se registraron diversos casos de violación. A ello, se suman las denuncias de acoso y violencia de género en diferentes universidades que no tuvieron ningún tipo de resolución.
Por lo anterior, se generaron movilizaciones en busca de una educación no sexista y de espacios libres de violencia de género. Sin embargo, esto iba más allá.
En concreto, apuntaba a la necesidad de cambiar la cultura machista y patriarcal. También, buscaba modificar el modelo económico neoliberal, debido a que perpetuaba las desigualdades de género.
LUCHANDO
Con la llegada de una nueva conmemoración del 8M, miles de mujeres saldrán a marchar por las calles del país. En conversación con Radio Universidad de Chile, la Coordinadora Feminista 8M, declaró que «confiamos que el feminismo tiene la capacidad de ser esa fuerza que enfrente la amenaza de la extrema derecha».
En esa línea, Lilian San Martín Medina, directora de la Escuela Facultad de Ingeniería de la Universidad Andrés Bello (sede Concepción), indicó que «Chile ha avanzado en equidad de género, pero todavía queda mucho por hacer. Para que el cambio sea real y sostenible, es necesario un compromiso genuino de todos: el Estado, el sector privado y la sociedad».
«No se trata solo de buenas intenciones, sino de construir políticas basadas en datos y evidencia que realmente funcionen. Solo así lograremos un país donde mujeres y hombres tengan las mismas oportunidades y donde el talento femenino sea reconocido y valorado como se merece», agregó.
Con todo esto, las mujeres aún tienen un largo camino por recorrer, para poder al fin vivir en una sociedad que no esté dominada por el machismo y el patriarcado.