Cuarenta y seis años pasó María Soto, de 64 años, buscando a sus hijas gemelas María Luisa y Valeska Jeannette, que en abril de1979, en plena dictadura de Augusto Pinochet, fueron ilegalmente entregadas para ser adoptadas y llevadas a Italia.
Desde Hualpén, en la región del Biobío, contó a Canal 9 Bío Bío Televisión que en ese entonces ella tenía 18 años y que las niñas nacieron con bajo peso, por lo que entraron al programa «Gotita de Leche».
Ahí estuvieron durante ocho meses. Entonces fueron entregadas en adopción sin siquiera preguntarle a su madre.
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Solo se enteró un día que fue a ver a sus hijas y una asistente social le dijo que «las niñas no estaban porque no era apta para cuidarlas, porque no tenía la situación económica para tenerlas. Nunca fueron a ver en qué situación estaba yo viviendo», dijo María.
En el Juzgado de Menores en Talcahuano le dieron la noticia de que «tus niñas no van a regresar contigo porque se fueron a Italia las dos juntas», recordó. Las gemelas fueron ilegalmente adoptadas.
ADN A ESTADOS UNIDOS
María Soto se unió a «Hijos y Madres del Silencio», agrupación de apoyo para víctimas de adopciones forzadas y tráfico de niños en Chile.
En 2021, María envió su ADN a Estados Unidos.
En 2025 su vida cambió. Primero, se enteró de que tiene un nieto en Italia. Este, al saber con el origen chileno de su madre encontró la coincidencia genética.
Se enteró de todo eso el 14 de marzo pasado, a través de un mensaje en Facebook: «Hola, mi hijo encontró una correspondencia con tu ADN en myheritage.com. Me gustaría entender si podríamos ser parientes. Fui adoptada por una familia italiana en 1979, junto con mi hermana gemela. Mi madre adoptiva me había dicho que mi nombre original era Valeska Toro. ¿Puedes conocerme?».
CINCO NIETOS
Luego, a través de una videollamada María le dijo a Valeska: «Pienso mucho en ti. Toda la vida he pensado en las dos, nunca he dejado de pensar en ustedes. Jamás. Siempre en mi corazón, en mi mente».
Ahora María Soto quiere ver a sus dos hijas y cinco nietos. Busca que Adelia y María Beatriz -son sus nombres italianos- viajen de Italia a Chile y está en búsqueda de apoyo.
Espera sostener reuniones con “Hijos y Madres del Silencio”, la PDI y otros organismos que le permitan agilizar este reencuentro.
«Quiero que conozcan su país, pero no es fácil viajar porque es mucha plata. Entonces voy a pedir que el Gobierno, el Estado, se haga cargo. Así como fue tan fácil arrebatarme a mis hijas de mis brazos, quiero que se hagan cargo de traer a mis niñas para poder abrazarlas, besarlas y acariciarlas», dijo la mujer, según radio Bío Bío.
