Nicolás Zepeda comenzó su declaración en el juicio de apelación que solicitó su defensa tras ser condenado en Francia a 28 años de presidio por la muerte y desaparición de su expolola japonesa, Narumi Kurosaki, en diciembre de 2016.
“He esperado mucho tiempo por este momento, a pesar de la presión, a pesar del estrés, a pesar de que son acusaciones horribles por algo que no hice. Pasé días enteros leyendo el testimonio de todos. Ha llegado el momento, estoy listo para responder las preguntas y sobre todo, ya no tengo miedo de responderlas”, dijo.
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El presidente del tribunal galo de Vesoul le recordó su silencio inicial, apenas comenzaba el proceso judicial, en abril de 2019.
“Le hice la pregunta a mi abogado y me aconsejó que no hablara, porque no había leído el expediente”, se justificó el imputado.
También dijo que “si hubiera tenido algo que reprocharme, algo que temer, si no hubiera tenido confianza en la justicia francesa, habría huido. Estuve suelto durante años antes de este procedimiento. E incluso después de la solicitud de extradición seguía en libertad. Bien podría haber escapado. En realidad, cuando digo eso quiero decir que no opuse ninguna resistencia a mi extradición”.
LA RUPTURA AMOROSA
Sobre la ruptura amorosa, Zepeda dijo que «ocurrió en diferentes fases. Teníamos cierta distancia geográfica. Ojalá hubiera ido mejor. No hubiera querido que tuviéramos discusiones a veces estúpidas, adolescentes, nada productivas pero al mismo tiempo, así es un poco de la vida, va y viene”.
Luego, agregó que los dos eran personas celosas.
El juez le pregunta por qué le “exigió” a la japonesa que borrara a sus amigos hombres de su cuenta de Facebook. “Pensé que ella se iba a negar. Y, sin embargo, dudaba. Ella me dijo ¿puedo borrar uno y no el otro? No pensé que lo haría… Eso es tan estúpido”, se lamentó.
EL VIDEO PARA NARUMI
Una de las consultas que se hicieron a Zepeda tuvo relación con un video amenazador dirigido a Narumi, en el que establecía “condiciones a la distancia” para la relación.
“Vas a ser la mejor niña a partir de ahora. No te vas a enojar nunca más, serás buena. No respetaste mis condiciones, no vas nunca más a mentir ni ocultarme cosas”, dice en el video obtenido por la policía y que permanecía como borrado. De no cumplir con sus “exigencias”, tendría que “atenerse a las consecuencias”.
El acusado respondió que «de alguna manera estaba hablando solo. Como en un diario. Es un espejo. Para decirme ‘¡Que eres estúpido! ¡Mira dónde estás!’”.
“Un poco extraño enviarle luego este vídeo, ¿no?”, le preguntó el presidente del tribunal. “Si quieres romper, ¿por qué darle un ultimátum? ¿Se planearon otras sanciones?”, insistió.
“Había grabado esto unos días antes para mí mismo, para decirme a mí mismo que esto es lo que se necesitaría para que funcionara. Cuando vi que no funcionaba le envié este vídeo”, replicó Zepeda.
EL VIAJE A FRANCIA
Se le preguntó también por qué mintió sobre su viaje a Francia a fines del 2016. Primero había dicho que era por motivos académicos, pero en este juicio aseguró haber ido para ver a la joven japonesa.
“Sí, me costó mucho admitir que quería volver a ver a Narumi”, dijo, y agregó: ““Sé que es estúpido, pero se utilizó para hacer una acusación que era falsa. Me dije a mí mismo que si admitía eso, lo usarían en mi contra”.
Luego relató que tras aterrizar en Suiza, el 30 de noviembre de 2016, se dirigió a Francia. “Tomé la carretera de Besançon y tardé más de lo previsto. Era casi medianoche cuando llegué”. llegó a Besanzón y se estacionó en el campus universitario.
¿Por qué no espero hasta el día siguiente?, se le consultó. “Es simplemente que no había planeado nada. Era tarde, estaba cansado. Y cuando me despierto al día siguiente, veo a Narumi, casi frente a mí, en la parada del autobús. Ni siquiera sabía que estaba en Besanzón”.
LOS FÓSFOROS Y EL COMBUSTIBLE
Ente los elementos que inculparon a Zepeda en el primer juicio estuvieron la compra de un bidón de cinco litros de combustible y una caja de fósforos, además de productos de limpieza. Esos los compró en Dijon, hasta donde fue a cambiar el auto que había arrendado.
En el primer juicio dijo que quiso tener combustible de repuesto en caso de tener un imprevisto y que compró los fósforos porque le gustó la caja. Los productos de limpieza los habría adquirido para limpiar el tapiz de uno de los asientos del auto que arrendó porque lo manchó con comida y así no ser multado por entregar el auto sucio. Sin embargo, la persona que arrendó el mismo auto contó que estaba lleno de barro y ramas.
Ahora, en el segundo juicio, según recoge FranceInfo, Nicolás Zepeda explicó que llevaba un bidón de bencina “por las dudas” ante cualquier emergencia.
Asimismo, aseveró que compró la caja de fósforos porque se dijo que sería útil. “No vi ningún daño, me dije que de todos modos sería útil. Voy a la iglesia así que lo compré para las velas. No fumo así que… En realidad, no pienso en mí cuando compro esto. Me digo que podría servir para algo cuando regrese a Chile”, agregó.
“He vivido solo y siempre compro cosas que me pueden servir. Es un reflejo. A veces compro dentífrico para mis hermanas, shampoo para mi padre… es un reflejo. Me gustó la caja de fósforos y quedó muy linda en mi cocina en Chile”, dijo.
«ME SENTÍA ACORRALADO»
Zepeda admitió haber llamado a la puerta de Narumi el 2 de diciembre de 2016 y haber entrado en la cocina.
Una testigo identificada como Rachel dijo haberlo visto merodeando la residencia estudiantil y él lo había negado. “Solo años después lo recordé. En primera instancia mentí, porque me sentía acorralado”, aseguró.
Sin embargo, negó ser la persona vista merodeando el campus universitario y que quedó registrada en las cámaras de seguridad.
Nicolás Zepeda dijo que se reunió con Narumi el 4 de diciembre. Era domingo y fueron hasta un restaurante en un hotel en Ornans. “No esperaba nada. Sin embargo, las cosas salieron bien. Ella se alegró de verme, está funcionando muy bien”. También entregó detalles de su relación con ella, como por ejemplo que a veces ella lo llamaba Narulas y él a ella Nicomi.
Aseguró que ella lo invitó a pasar la noche a su pieza, en la residencia.
Ahí «tuvimos una discusión sobre lo que íbamos a hacer a continuación y nos acurrucamos en la cama. Tengo la sensación de que esta habitación se está volviendo un poco como nuestra casa, como en Japón”, dijo el acusado, quien afirmó que tuvieron relaciones sexuales.
Luego, según su relato, durmieron hasta las 7.30 del otro día y se quedaron todo el 5 de diciembre en la habitación. Zepeda dejó ese lugar el 6 de ese mes, según sus palabras. Dijo que ese día, Narumi se molestó por su partida.
INTENTO DE POSTERGAR EL JUICIO
En la mañana, la defensa de Nicolás Zepeda intentó postergar el juicio. Sin embargo, tuvo una contundente respuesta por parte de la justicia, debido a la presentación de nuevos antecedentes, que argumentó habrían sido presentados fuera del plazo y sin verificación.
El fiscal Étienne Manteaux retrucó que la defensa del chileno “es febril” y aseguró que todas las pruebas fueron provistas a las partes de manera anticipada.
Además, aseguró que se analizaron entre ambos juicios “antecedentes que comprometerían aún más a Zepeda”.
“La defensa no es febril. La defensa solo pide la aplicación de la ley”, replicó el otro abogado del chileno, Renaud Portejoie, argumentando que «algunas investigaciones fueron realizadas sin que nosotros lo sepamos. Pedimos que las pistas sean verificadas y debatidas”.
El tribunal rechazó la petición de postergación del juicio, mientras que el presidente de la instancia leyó la declaración del primo del chileno, Juan Felipe Ramírez, a quien fue a visitar a Barcelona tras su paso por Francia.
Allí, se detalló el paso de Nicolás Zepeda por la ciudad española y se destacó que habría hecho referencia a haber conocido a una joven alemana en Chile, además de que, supuestamente, le pidió a su primo que no contara su paso por España.
