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Sebastián Piñera: De luces y sombras

Andrea Bostelmann

Recién muerto el expresidente asoma una tendencia en su sector a ensalzarlo sin cuestionamientos. A borrar cualquier cosa que pueda aparecer como una mancha en una hoja de vida que hoy se empeñan en exhibir como prístina, sin asumir que no existe el claro sin lo oscuro.

Como todo ser humano, Sebastián Piñera tuvo luces y sombras.

Por eso, no deja de ser curioso que, al momento de su inesperada muerte, quienes en su propio sector lo vapulearon y criticaron ahora destaquen con vehemencia la gestión que tuvo el exMandatario, y lo erijan como una suerte de santo patrono de la derecha o, al menos, lo ensalcen como la reencarnación de Leonardo da Vinci.

Como si al dejar este mundo las diferencias se desvanecieran y se transformaran en puntos en común a relevar y a hacer propios como si siempre lo hubieran sido. ¿Lo fueron realmente?

Hace, también, que entre quienes fueron opositores se morigeren los epítetos y se reconozca que en el calor del debate a veces las palabras se desbocaron.

Tampoco faltan los que se empeñan en recordar y reafirmar todo lo que no anduvo bien.

DEL APOYO AL «NO» A LAS PIÑERICOSAS

Lo concreto es que el dos veces presidente de Chile, líder de la derecha y uno de los principales protagonistas en el mercado financiero del país (estaba en el ranking de multimillonarios Forbes, con una fortuna de US $2.900 millones), falleció a los 74 años en un accidente aéreo en el helicóptero que él mismo pilotaba.

Como lo hacía en la mayoría de las cosas de su vida, porque le gustaba estar “en todas”, destacar en todo, manejarlo todo.

Como cuando fue uno de los únicos políticos de derecha que hizo campaña por el No y con anterioridad participó en el “Caupolicanzo” contra la Constitución de 1980, algo que tampoco era tan descabellado si se considera que su familia viene de una marcada raíz democratacristiana donde, en realidad, el “diferente” resultó ser José, ministro de Augusto Pinochet y creador de las repudiadas AFP.

Piñera negaba que fuera a postular a un tercer mandato presidencial, pero la idea de ser el único que dirigiera al país por tres periodos seguramente lo seducía.

Buscó aprobación, hizo chistes malos, a veces desubicados, se rio de sus múltiples tics. Bailó y cantó en televisión con la “patrulla juvenil” de la derecha en los 90 (el propio Piñera, Evelyn Matthei y Alberto Espina).

Se trastabilló con las palabras, cambió nombres, confundió historias y personajes. Sin asco mezcló los negocios con la política en reiteradas oportunidades y tuvo su propio concepto: las Piñericosas.

Como planteó el profesor de filosofía política de la Universidad Adolfo Ibáñez Gonzalo Bustamante, “Piñera es un personaje, como todos, con claros y oscuros: inteligente y gran hacedor, con falta de empatía comunicacional, con problemas para encajar en la lógica de la política; más bien supo imponerse a ella, que insertarse en ella”.

 

Aquí, algunas de esas luces y de esas sombras.

BANCO DE TALCA

Esto corre por el lado de las sombras.

Piñera asumió como gerente general del Banco de Talca el 1 de mayo de 1979 y entre sus primeras medidas dispuso un aumento de capital mediante la emisión de 600 mil acciones de pago por un valor nominal de $ 250 cada una.

En 1982, el juez Luis Correa Bulo lo encargó reo y estuvo prófugo 24 días, hasta que la Corte Suprema acogió un recurso de amparo.

Aunque siempre aseguró que nunca estuvo detenido, años después quien fuera ministra de Justicia de Pinochet, Mónica Madariaga, reveló que “pedí la libertad de Tatán cuando estaba preso. Yo llamé al juez que tenía la causa”.

¿Por qué era investigado?

Por infringir el artículo 26 de la Ley General de Bancos, que sanciona a los directores y gerentes de bancos y garantes de una institución financiera, que entre otras conductas incurran en la genérica de simular la situación de la entidad; y el artículo 26 bis, que sanciona a los directores, gerentes, funcionarios, empleados o auditores externos de instituciones financieras que, con el fin de dificultar, desviar o eludir la fiscalización que corresponde ejercitar a la Superintendencia, alteren o desfiguren datos o antecedentes en los balances, libros, estados, cuentas, correspondencia u otro documento cualquiera, o que oculten o destruyan estos elementos, o bien, proporcionen, suscriban o presenten esos elementos de juicio alterados o desfigurados».

Aunque los exdueños del Banco de Talca declararon que todo había sido idea de Piñera, este negó haber estado en conocimiento de los hechos.

CASO CHISPAS

Otra sombra.

En 1997 Sebastián Piñera era senador de Renovación Nacional por la región Metropolitana Oriente.

Ese año se produjo un escándalo bursátil y político que tuvo como protagonistas a dos empresas:  la española Endesa y a la chilena Enersis, que entonces fue comprada por la primera y los empresarios y políticos chilenos José Yuraszeck (UDI) y Sebastián Piñera (RN). Lo llamaron Caso Chispas.

Yuraszeck y sus exsocios vendieron los títulos de Enersis a Endesa por un monto sobrevalorado, en lo que también se conoció como «El negocio del siglo», que perjudicaba enormemente a los demás accionistas, entre ellos, a Piñera.

Este último utilizó su calidad de senador -claro el conflicto de interés- para obtener por sus acciones más beneficios que los demás accionistas.

TERREMOTO DE 2010

Esto entra en la categoría de las luces.

Al asumir su primer gobierno recibió un país en ruinas, golpeado por un mortal terremoto 8.8 en la escala de Richter -de esos que de rato en rato ponen de rodillas a Chile-, seguido de un tsunami.

El sismo del 27 de febrero de 2010 dejó un saldo de 525 muertos y 23 desaparecidos.

Chascarros aparte, como el tusunami el marepoto y el Zafrana, Piñera se abocó a reconstruir el país. Para ello, promulgó la Ley N° 20.444, creó un Fondo Nacional de la Reconstrucción y fijó mecanismos de incentivos tributarios a las donaciones en caso de catástrofes y la Ley N° 20.455, que modificó distintas leyes para obtener mayores recursos para este fin.

EMPRESAS ZOMBI

Otra sombra.

Entre 1992 y 2004 Piñera compró empresas quebradas y las “revivió” ficticiamente para hacer desaparecer utilidades y evitar el pago de impuestos. Se las conoció como las “empresas zombis”.

Una de ellas fue Inversiones Bancard Ltda., que declaró una pérdida tributaria de $44 mil millones, cuando en realidad había tenido utilidades.

El SII sólo pidió rectificar las declaraciones zombis de los últimos tres años, declaró prescritas las anteriores y no presentó querellas, por lo que la justicia no investigó el caso.

CÓMPLICES PASIVOS Y CIERRE DEL PENAL CORDILLERA

Esto para algunos fue un acierto y para otros una equivocación, depende de quién lo mire.

Cuando se cumplían 40 años del golpe de Estado Piñera hizo una declaración que sacó ronchas en la derecha:

«Hubo muchos que fueron cómplices pasivos: que sabían y no hicieron nada o no quisieron saber y tampoco hicieron nada» sobre las violaciones a los derechos humanos en dictadura.

Eso no fue todo.

El Mandatario anunció el cierre del polémico Penal Cordillera, que alojaba a insignes criminales de lesa humanidad y donde los diez reclusos que cumplían condena allí tenían impresentables regalías y comodidades, como cabañas, cancha de tenis y visitas dos veces a la semana, entre otras.

Bajo los principios de “igualdad ante la ley, la seguridad de los internos y el normal y más eficiente funcionamiento de Gendarmería” trasladó a los internos al penal de Punta Peuco el 28 de agosto de ese año.

ACCIONES DE LAN

Más sombras.

En julio de 2006 Piñera era uno de los dueños de LAN (después Latam).

Apenas 29 minutos después de una junta de directorio en que se reveló el balance de la empresa compró $ 9.800 millones en acciones de la aerolínea a través de Inversiones Santa Cecilia.

Aunque el uso de información privilegiada era evidente, la Superintendencia de Valores y Seguros solo lo multó por infringir el “deber de abstención”, lo que en Chile no era considerado delito.

Fueron admitidas sus explicaciones de que todo se debió a un sistema computacional automático y tampoco hubo investigación penal.

MINEROS DE ATACAMA

Esto fue un suceso.

En agosto de 2010 se produjo el derrumbe de la mina San José, en la región de Atacama.

Piñera debe haber sido de los pocos que pensó que los mineros podían haber sobrevivido y, aunque al principio pensó en cancelar la búsqueda, finalmente accedió a los ruegos de los familiares e inició los sondeos y, luego, un rescate sin precedentes.

Independiente de que haya sacado de gira el dichoso papelito de “Estamos bien en el refugio los 33”, fue un hito reconocido en todo el mundo, tanto por la implementación de la cápsula «Fénix II», como por conseguir que los trabajadores pudieran salir con vida tras 70 días de encierro bajo tierra.

Al cumplirse un año del accidente, ingresó un proyecto de ley sobre institucionalidad y seguridad minera, que creaba la Superintendencia de Minería y el Servicio Geológico de Chile.

EXALMAR

Una crítica permanente a Sebastián Piñera mientras fue Presidente fue por la separación de la administración del Estado de la administración de sus empresas. Por cosas como conflictos de interés, uso de información privilegiada, negociación incompatible y violación de secreto.

Pues bueno, aunque se mantuvo firme en el argumento de que había firmado un fideicomiso ciego y que no tenía ninguna idea del rumbo de sus inversiones, contingencias cruciales del país coincidieron -sospechosamente, para los desconfiados- con movimientos estratégicos de sus dineros.

Uno de ellos fue el caso Exalmar. Ocurrió durante su primer mandato, pero se conoció en 2017.

En medio del juicio por el límite marítimo entre Perú y Chile en La Haya, su oficina familiar entró a la propiedad de la pesquera peruana Exalmar.

Para peor, lo hizo a través de una sociedad con domicilio en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes Británicas.

Como siempre, fue escandaloso, pero como tantos otros quedó en nada.

PANDEMIA DE COVID 19

Aquí también las opiniones están divididas entre los que encuentran que el manejo de la pandemia de Covid 19 fue brillante y los que aún le reprochan el porcentaje de muertos que hubo.

El 3 de marzo de 2020 se confirmó el primer caso de la enfermedad. A poco andar se suspendieron las clases, se instaló la cuarentena, se entregaron bonos y canastas familiares, y se decretó el primer estado de excepción constitucional de catástrofe.

El Gobierno se concentró, además, en asegurar la disponibilidad de vacunas, gratuitas y para todos. El primer cargamento llegó el 24 de diciembre de 2020.

Esto fue destacado internacionalmente.

MINERA DOMINGA

Esto fue algo turbio, por decir lo menos.

En lo que aparecía como un compromiso personal ineludible con el medio ambiente, el ecosistema y la biodiversidad, en 2010 a Piñera le bastó un llamado telefónico para poner fin a proyecto termoeléctrico Barrancones la zona de Isla Damas, en la región de Coquimbo.

Lo que se supo después es que su familia y uno de sus grandes amigos eran los principales accionistas de un negocio que pretendía instalarse en el mismo sector que la recién defenestrada planta: Minera Andes Iron, la sociedad matriz de Minera Dominga.

En 2021, los Pandora Papers sacaron a la luz el contrato por el cual la familia del Presidente vendió a su íntimo amigo Carlos Alberto “Choclo” Délano su participación en la minera Dominga a través de sociedades en las Islas Vírgenes Británicas.

Según el contrato, el último pago dependía de que no se declarara el área como zona protegida, una decisión que dependía del mismo gobierno que el vendedor encabezaba.

La Fiscalía abrió una investigación por eventual cohecho, soborno y delito tributario.

ESTALLIDO SOCIAL

Convengamos en que decir que estábamos en guerra con un enemigo misterioso fue, a lo menos, desafortunado. Lo mismo que ir a comer pizza a un restorán la misma noche en que el estallido social -justamente- estallaba, gatillado por el alza en $30 del valor del metro.

Tampoco estuvo nada de bien al no asumir sus responsabilidades políticas en las graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos durante la revuelta; a él rendían cuentas las Fuerzas de Orden que las cometieron y que dejaron a 400 personas con lesiones oculares por el uso intensivo y extendido en el tiempo de armamento no letal contra civiles. No es que no haya sabido; informes internacionales se lo advirtieron una y otra vez.

Claramente, no vivíamos en un oasis, como él había declarado poco antes con no disimulado orgullo al comparar a Chile con otros países de la región.

En todo caso, buscó la salida a la crisis del estallido vía acuerdo político.

El 12 de noviembre, Piñera hizo un llamado a unirse en tres acuerdos: por la paz y contra la violencia; por la justicia para impulsar una agenda social hacia un Chile más justo, y una nueva constitución en el marco de la institucionalidad democrática.

Fue la base del posterior proceso constitucional.

En una entrevista con Mega reconoció que «teníamos una falla, una debilidad: no supimos aprovechar ese crecimiento económico para distribuir mejor los beneficios entre todos los chilenos, y esa es la gran lección que nos ha dejado las últimas dos semanas».

DIVERGENCIAS SEXUALES

Esto fue reconocido y agradecido por los propios involucrados durante sus largos honores fúnebres.

Representantes del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) destacaron que «jugó un rol crucial, protagónico, y también pionero para un mandatario en lo referente a la promoción y defensa de los derechos humanos de las personas LGBTIQ+, de las parejas del mismo sexo y de las familias homoparentales».

Piñera fue el primer presidente en el ejercicio de su cargo que recibió al movimiento de la diversidad sexual y de género y a víctimas de la homo/transfobia.

Entre otros, durante su gestión se aprobó la Ley Zamudio, la Ley de Identidad de Género y la Ley de Matrimonio Igualitario, y se envió al Congreso Nacional el Acuerdo de Unión Civil, que luego se transformó en ley.

 

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