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Suicidio en Chile: La última respuesta a la desesperanza

María Fernanda Pavez

Suicidio
Los grupos de edad más vulnerables a tomar esta decisión suelen ser los adolescentes y jóvenes, especialmente entre los 15 a 29 años. Pero no son los únicos.

En Chile se suicidan entre seis a ocho personas cada día. A este antecedente la Organización Mundial de la Salud (OMS) agrega que los índices de mortalidad por suicidio han ido en aumento a nivel latinoamericano, siendo el nuestro uno de los países con mayor tasa.

A los datos recién entregados, Cristina pide al equipo de prensa de Está Pasando que sumemos otro adicional, no menos importante: en Chile el suicidio es la primera causa de muerte de los jóvenes ente 15 a 29 años.

La información es una referencia que esta mujer de 43 años recordará todos los días que le queden de vida, pues su hija de 22 forma parte de ese grupo.

“Patty tuvo una adolescencia muy difícil. Durante su enseñanza media sus compañeros de colegio fueron muy crueles. La trataron de la manera más horrible que puede experimentar una persona, sobre todo una adolescente”.

“Se burlaban de sus rasgos faciales y de su cuerpo. No era rubia de ojos claros, ni delgada de cintura pequeña, pero tampoco era un monstruo y así la hicieron siempre sentir”.

Mostrando una foto de su única hija, esta madre soltera, expresa con pesar que “antes del año 2000 aún no se hablaba de bullying en los colegios y mucho menos de campañas para luchar contra eso. Los profesores no prestaban especial atención a ese problema y difícilmente hacían algo para detenerlo. Eso fue matando a mi princesa, marcando su vida”.

“Luego de salir de la educación media quiso estudiar derecho, como lo había soñado siempre. Tenía la referencia de una universidad privada que, por supuesto, era cara, pero gozaba de prestigio en la profesión que deseaba desempeñar. Como familia, mis hermanos, sus abuelos y yo hicimos un esfuerzo y logramos que ingresara a la casa de estudio que escogió. En ese momento todo se puso peor”.

“Somos de familia de origen mapuche y eso se convirtió en el centro de atención para las bromas descabelladas, aunque sus agresores ya eran jóvenes mucho más maduros que los escolares”.

En una ocasión, ante la desesperación, la estudiante le contó a su madre que los aspirantes a abogados que cursaban su mismo semestre la apodaban “la nana” y le pedían a modo de burla que asistiera a sus casas para hacer la limpieza.

“Los chiquillos que estaban ahí gozaban de una excelente situación económica y por eso se sentían con el derecho a pasar por encima del más humilde”.

La tarde del 28 de agosto de 2014 Patricia asistió a una prueba y, luego de su evaluación, la esperaba un grupo de compañeros con un regalo. Extrañada lo recibió con algo de incredulidad y al abrirlo se encontró con un delantal de asesora del hogar con un nombre grabado que decía: “La india”.

En cosa de segundos la universitaria reaccionó con ira y a punta de gritos, patadas, cachetadas e insultos increpó a sus atacantes.

La única persona que pudo contenerla fue una amiga de la misma casa de estudios, pero de otra carrera.

Desde ese día Patricia juró nunca más volver a ese lugar y que, más aún, no volvería a ingresar a ningún establecimiento de educación superior.

“La madrugada siguiente quise subirle el ánimo planeando un panorama y mi intención pasó a ser la imagen más dolorosa y desoladora de mi vida. Mi hija había tomado una cantidad sorprendentes de medicamentos, que no sé de donde los obtuvo. Cuando me acerqué ya no respiraba y ninguna parte de su cuerpo reaccionaba”.

Mi guagua simplemente no pudo más, ya había aguantado demasiado”, relató su madre conteniendo el llanto.

Suicidio

DESAFÍOS EMOCIONALES

La psicóloga María José García, de la Clínica Vie et Santé, confirma que los grupos de edad más vulnerables al suicidio suelen ser los adolescentes y jóvenes, especialmente entre los 15 a 29 años.

“En este ciclo vital aparecen múltiples desafíos emocionales, sociales y académicos que aumentan el riesgo suicida, como el bullying, la presión académica, problemas familiares, desarrollo sexual y la exploración de la identidad, entre otras cosas”, señala.

AUMENTO EN PROBLEMAS DE SALUD MENTAL

Ante la necesidad de entender el acto de quitarse deliberadamente la vida nos dirigimos al psiquiatra Manuel Rozas.

Este profesional, que accede con gran interés, solicita antes entregar algunos detalles , pues -asegura- “hablar de un tema tan delicado necesita rigurosidad y responsabilidad, ya que, de no ser así, en vez de prevenirlo podría parecer una invitación a una salida irrevocable cuando todo parece cuesta arriba”.

Durante la pandemia, la conducta suicida disminuyó. Últimamente las cifras han tenido un alza relevante.

Un ejemplo de ello se puede extraer de los datos del informe de caracterización que desarrolla el Hospital de Asistencia Pública (HUAP): En 2022, los intentos de suicidios atendidos en la urgencia pública llegaron a 556 personas, un incremento del 55%.

Esto significa que, en Chile, por cada una de cada cinco personas que mueren por suicidio al día, aproximadamente 20 lo intentaron.

Según datos extraídos del Departamento de Estadística e Información en Salud (DEIS), la tasa de suicidio ha aumentado, superando incluso el promedio alcanzado en pandemia.

Junto a ello se distingue un notable aumento en otras tasas, como la depresión, ansiedad y otras patologías. Del mismo modo, han aumentado de manera progresiva los intentos de suicidio a lo largo de todo Chile.

La pregunta más recurrente cuando se habla de suicidio apunta a los motivos generales detrás de esa drástica determinación.

Los fundamentos que le acompañan son claros y determinantes.

De acuerdo con cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), “el 90% está asociados a una enfermedad mental y el 10% restante a otros de diversas índoles”.

HOMBRES: LOS QUE MÁS SE SUICIDAN EN EL MUNDO

Según estadísticas globales otorgadas por la Organización Mundial de la Salud el promedio de hombres que se quita la vida es cuatro veces más alto que el de mujeres.

Lo anterior se explicaría porque ellos consultarían mucho menos cuando están atravesando por dificultades o etapas dolorosas. Es ahí cuando finalmente la muerte termina siendo una respuesta a un laberinto sin salida, donde no hubo redes de acción que lo sostuvieran.

El psiquiatra Rozas agrega que “en el caso de los varones es mucho más fuerte la sensación del fracaso, la percepción de no poder hacerse cargo de su vida. Está la imagen de que el hombre debe poder mantener, proveer y ser quien sostiene en todos los aspectos”.

“El consumo de alcohol no es algo que se deba pasar por alto ni omitir, es una realidad poderosa que modifica e incide en el comportamiento de todas las personas”, recalca.

“Más aún cuando están experimentando episodios altamente complejos. Se calcula que el 60% de los suicidios ocurren cuando han bebido de manera descontrolada, reacción menos recurrente en el caso de las mujeres”, añade.

Para Mario Rozas el suicidio es el resultado de la pérdida de esperanza: “Cuando sienten que nada de lo pasa en su vida va a cambiar y el presente atrapa de manera negativa, todo lo lleva a un camino oscuro”.

“La esperanza no es algo que se entregue a sí mismo, uno no se la puede autogenerar. La esperanza renacerá cuando otro venga y haga algo inesperadamente en su vida”, advierte.

Este profesional de la salud mental nos asegura que “cuando una persona está pensando en quitarse la vida y transita en esa ambivalencia, siempre está con la duda de hacerlo o no hacerlo y lo que está esperando es que algo o alguien lo saque de esa fragilidad para cometerlo y ahí es donde los vínculos son claves”.

ADULTOS DESCONSOLADOS

La psicóloga María José Ortiz afirma que las tasas de suicidio han aumentado en adultos mayores, específicamente en personas sobre 65 años.

Esto se relaciona con factores como el aislamiento social, pérdida de seres queridos, deterioro de la salud y sentimiento de inutilidad reforzada por la sociedad.

Tal como lo indica la profesional, la vida de un adulto vive una gran cantidad de cambios, sobre todo aquellos que, luego de haber tenido una vida laboral activa por décadas, deben comenzar una nueva realidad sin saber qué hacer.

El abandono del trabajo les genera un conjunto de sensaciones que los impulsa a una depresión y dificultades de adaptación a su nueva etapa.

Es lo que relata Marlene, que comparte una gran cantidad de recuerdos que tuvo en su matrimonio con Gregorio.

Viajes por todo Chile, salidas a noches de cueca, el nacimiento de sus cinco hijos y, sobre todo, el milagro que fue para ellos haber sido padres de dos hombres después de haber cumplido 45 años.

“Siento que tuvimos una vida hermosa, fuimos felices y, gracias a Dios, nunca nos faltó nada. Fuimos abuelos y disfrutamos a esos pequeños como lo hicimos también con los hijos propios”.

“Mi marido trabajó toda su vida en una empresa de alimentos. No fue universitario, pero tenía un sueldo que nos permitía disfrutar una vida tranquila, incluso darnos nuestros gustos. Yo no trabajé, no por no querer si no porque desde niña tuve problemas a la vista y eso se incrementó con los años a tal punto de casi no poder andar sola”.

Por unos minutos nos pide que la esperemos para asegurarse que ninguno de los miembros de su familia está en la casa para. Posteriormente, inicia su relato.

“No me gusta hablar este tema si está alguno de mis niños, porque siempre dicen que son cosas privadas que no son para contar más allá del círculo cercano. Pero quiero hacerlo hace tiempo, para que la gente se dé cuenta de que los adultos mayores necesitan ser escuchados, comprendidos y apoyados. No porque hayan terminado lo que llaman su ‘etapa útil’ quiere decir que se vuelven inservibles”.

Recién cumplido los 65 años este trabajador encargado de maquinarias dejó su uniforme de operario para dedicarse del todo a su casa y familia. Nunca le gustó mucho la idea, porque siempre estuvo acostumbrado a hacer muchas tareas complementarias a su rol de esposo y padre.

El más grande de sus orgullos era haber logrado que todos sus hijos fueran profesionales y que sus dos hombres más pequeños también estuvieran en la universidad, ambos estudiando para el área de la salud.

Su preocupación era mantener una solvencia económica que le permitiera costear los estudios superiores de quienes llamaba sus ´bebés´.

“Por asuntos legales que nunca se resolvieron él no tuvo una buena jubilación. De hecho, era muy poca y realmente no alcanzaba para mantener una calidad de vida como la que estábamos acostumbrados. Pero el siempre me decía: ‘vieja usted no se preocupe, mientras tenga mis manos y pies nunca nos faltará nada’. Hizo absolutamente de todo para lograrlo, pero no pudo”.

No sé si en este país se les premia a las personas mayores que quieren seguir trabajando o se les castiga por impedirle el paso a los más jóvenes, pero ¿saben qué?, los viejos también tienen derecho, tienen necesidades, sienten y sufren. No son un desecho”.

“Mi marido trabajó, buscó trabajo en empresas, hizo de jardinero, maestro en arreglo de casas, trabajó haciendo Uber y no fue suficiente.  No continuó en eso, porque tuvo que vender el auto para pagar algunas deudas. Remató cosas, hizo aseo en supermercados y terminó siendo comerciante de cachureos como ‘colero’ en la feria”.

“Jamás se imaginó que su historia laboral iba a terminar en eso. Todo trabajo es digno, pero le pasó la cuenta ‘ser siempre el más viejo’. Ya la plata no alcanzaba para lo mínimo”.

“El día en que tuvo que decirles a los niños que ya no podría seguir pagando sus estudios yo sentí que el viejo ya no tenía más fuerzas para seguir. No soportaba la idea que de ellos congelaran su carrera y mucho menos que ellos tuvieran que costearlos, ya que siempre pensó que era completa obligación de los padres cumplir con esa responsabilidad, y él no lo pudo hacer”.

“El fin de semana santo del año 2019 mi esposo se suicidó. Se tiró del piso 13 del edificio donde vivía uno de sus hermanos, sin dejar cartas de despedidas ni explicaciones, pero nosotros sabíamos muy bien lo que había pasado”.

“Como un acto muy inocente de mi parte, tuve la esperanza de que mi viejo resucitara, como lo hizo Jesús el domingo de resurrección. Pero no lo hizo. Mi última esperanza me destrozó el corazón y a mi marido la desesperanza terminó quitándole la vida. Nos quedamos sin el hombre más importante de la familia”.

ES POSIBLE EVITAR ESTE DESENLACE FATAL

El suicidio es una respuesta a la desesperación, desesperanza y, muchas veces, a la negación a pedir ayuda. Si conoces a alguien que necesite auxilio incentívalo a acercarse a los diferentes espacios de apoyo disponibles en el país. Ahí, profesionales especializados podrán hacer algo para evitar un desenlace irrevocable.

Canales de ayuda:

Línea telefónica gratuita con apoyo psicológico *4141 (MINSAL) “No estás solo”

Salud Responde: 600 360 7777

Fono Drogas y Alcohol: 1412

Fono Orientación y Violencia contra las mujeres: 1455

Chat de atención psicosocial: “Hablemos de Todo” INJUV

Línea libre dirigida a niños y jóvenes: Atendido por psicólogos 1515

WhatsApp mujer +56 9 9700 7000

Apoyo a víctimas de violencia: 600 818 1000

Fundación para la confianza: 800 004 222, @solparalaconfianza

Fundación “Todo mejora”: apoyo y orientación dirigido a la prevención de suicidio adolescente,

Bullying y discriminación homofóbica (Jóvenes LGTBQI+). Todomejora.org, aplicación desde

tu celular y vía mail apoyo@todomejora.org.

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