Entrevistas y Reportajes

TDAH en adultos: Incomprendidos y aislados

María Fernanda Pavéz, Periodista

Hay hombres y mujeres que han vivido muchísimos años de caos sin saber que todo lo que sufren y experimentan tiene un nombre y un tratamiento.

El trastorno de déficit de atención e hiperactividad es una enfermedad que sólo el 3% o 4% de la población mundial entre 18 y 44 años padece.

No solo los niños

El TDAH no sólo lo sufren niños, como muchos creían, pues es una lucha que los adultos también deben enfrentar.

Si bien los síntomas comienzan en la primera infancia, para algunos continúan en la adultez.

La psicóloga de la Clínica Vie et Sante, María José Ortiz, indica a Está Pasando que, “hablamos de un trastorno del desarrollo.

Este, está asociado con un patrón continuo que implica la falta de atención, hiperactividad o de impulsividad”.

Algunos de sus síntomas pueden presentar dificultades en varias áreas de su vida, tales como el área social, familiar, de pareja o laboral.

Misión imposible: organizar y administrar tareas cotidianas

Quienes la padecen son personas que muestran especial dificultad para la organización y manejo de tareas cotidianas, tienen olvidos recurrentes y sufren cambios constantes de humor.

Para ellos el área emocional también se ve perjudicada, puesto que, las emociones se manifiestan de manera desproporcionadas con las situaciones que las provocan.

Sobre todo emociones como la ira, el resentimiento y la rabia.

Les cuesta tomar atención, se distraen con pensamientos poco relevantes, les es difícil escuchar todo lo que otros le digan, leer e incluso ver una película.

Olvidan hechos importantes y enfrentan una batalla a la hora de iniciar y mantener una tarea.

Consecuencias insospechadas

La psicóloga, María José Ortiz advierte que, todo lo descrito anteriormente puede generar consecuencias no sólo en el plano laboral, sino que también en el plano relacional.

Eso, ya que algunas tareas cotidianas como levantarse, prepararse para salir de casa, llegar a tiempo a la oficina y cumplir con efectividad sus labores se les hace muy difícil.

Sobre todo para aquellos adultos que no están diagnosticados”.

Y agrega, “pueden parecer inquietos e intentar realizar varias cosas a la vez, sin tener éxito en la mayoría de las ocasiones”.

Es por esto por lo que se vuelve tan importante realizar un diagnóstico y tratamiento adecuado que permita mejorar la calidad de vida de estos adultos,

Y también de quienes son parte de su círculo más cercano.

Después de la pubertad

En cuanto a su origen, el psiquiatra Manuel Antonio Fernández, manifiesta a Está Pasando, que “el 70% corresponde a herencia genética.

Hay otros factores que también podrían están vinculados, como lo son la falta de oxígeno durante el parto.

Incluso fumar y beber durante el embarazo o un nacimiento prematuro podrían convertirse en un detonante de éste u otro trastorno que requieran ser atendidos”.

Descubrirlo a tiempo ayuda y mucho

Continúa.  “El TDAH tiene un diagnóstico bastante joven.

Es decir, no son más de 30 o 40 años de los que se ha estado considerando como trastorno y se ha trabajado en su tratamiento”.

Antes de eso se pensaba que era un tema que sólo afectaba a niños.

Los niños mostraban problemas para concentrarse, realizar sus obligaciones y estar tranquilos.

Pero con asistencia médica, ayuda de fármacos y apoyo complementario podían apaciguar esa energía incontrolable.

Pero resulta que en su edad adulta también podían necesitar la misma atención.

Eso para muchos era impensado

“Hay hombres y mujeres que han vivido muchísimos años de caos sin saber que todo lo que sufren y experimentan tiene un nombre y un tratamiento.

La buena noticia es que nunca es tarde. Teniendo el diagnóstico y el compromiso consigo mismo, todos quienes vivan con TDAH pueden tener una vida absolutamente normal”.

Antes de continuar el profesional quiere entregar un dato que asegura es muy importante y aclaratorio otorgar.

“De 10 niños que hoy tienen TDAH, sólo 5 seguirán teniéndolo en su edad adulta, los demás habrán vivido un cambio en la pubertad”.

“Antes el problema eras tú”

Paloma siempre se sintió una persona diferente, incomprendida, “la rara”.

En varias oportunidades por distraída o dispersa era catalogada como chistosa o divertida, pero a la larga esas mismas características se iban a transformar en el motivo de más de un dolor de cabeza.

Vivir con TDAH puede llegar a ser un calvario, señala Paloma a Está Pasando.

“Una persona que viva con esto es alguien que va a estar constantemente cometiendo errores”, asegura Paloma con mucha energía y ganas de hablar para este reportaje.

Como si esto, más que un sencillo testimonio, fuera una conferencia para cientos de asistentes, nuestra entrevistada entrega a viva voz una particular revelación.

No ser inclusivos con quienes lo padecen afecta aún más

“Te voy a confesar algo que nunca había dicho a nadie, pero ahora me siento bien para hacerlo.

Las personas que tienen la misma enfermedad que yo mentimos mucho, porque constantemente hacemos cosas que a ojos de todos está mal y eso nos da mucha vergüenza”.

“Ser siempre criticada es un golpe a la autoestima y la seguridad, sobre todo cuando todo el mundo te repite a diario que todo lo haces mal y que cualquiera es mejor que tú.

Te sentencian simplemente por no lograr terminar lo que haces, o concentrarse en cosas específicas, por ejemplo”, expresa.

Ser hija única no era el problema

Paloma de niña tuvo dificultad para socializar y hacer tareas cotidianas con sus pares, pero nadie se preocupó de su comportamiento, pues al ser hija única todos aseguraban que estaba constantemente tratando de llamar la atención.

Pero fue hasta los treinta y siete que alguien le recomendó que tomara una hora con un psiquiatra para que le ayudara a sobrellevar las crisis que han significado, la cesantía, problemas con la familia y dolorosa separación con el padre de su único hijo.

Después de un largo rato sentada en el suelo del centro médico, recordando episodios llenos de fracasos y frustraciones, se pone de píe para dar por cerrado ese ciclo y, como en un acto simbólico, dar paso a una nueva y anhelada etapa.

La urgencia de un diagnóstico oportuno y certero

“Cuando aparece una persona que entiende lo que has experimentado toda tu vida y te da el diagnóstico sientes que realmente se puede volver a nacer.

Puedes volver a creer en ti, pese a ya haberlo perdido todo”, asegura.

Y agrega, “te están diciendo que no eres tonta, que no eres vaga, que no eres desordenada, que no eres un problema”.

“De repente, como regalo del cielo, te quitan de encima dos toneladas de peso por todas esas etiquetas que te habían puesto a lo largo de todos los años”.

“Antes era común aguantar maltratos de cualquier persona, porque el problema eras tú. Pero ahora las cosas empiezan a cambiar”.

Mujeraza

Con su hoja de diagnóstico en la mano y moviéndola como señal de haber alcanzado un trofeo, “Palo” comenta:

“Estoy recibiendo asistencia profesional y medicamentos que por fin me van a hacer ser la persona que sí soy.

Porque detrás de esa «perdedora» que perdió su trabajo y personas que amaba, hay una mujeraza que ya no va a necesitar las mentiras para justificar sus errores”, asegura para luego salir al encuentro de su hijo de ocho años, su principal motivación para salir adelante.

Tal como lo dice Paloma, el tratamiento adecuado permite a todos quienes sean diagnosticados con TDAH puedan vivir una vida absolutamente normal, con más motivación y entusiasmo.

Sobre todo, aquellas personas mayores de 30 o 40 años que, sin tener conocimiento de su diagnóstico, crecieron siendo unos incomprendidos.

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