Entrevistas

Escritora Eva Débia y su libro «Tránsito Interno»: «El estallido evidenció esa violencia acumulada en años de falta de dignidad»

Javiera Sanzana

Es muy triste, realmente: estuvimos a punto de conseguir una Carta Magna inclusiva, diversa, con consciencia social y perspectiva de género, ecológica y con una impronta socialdemócrata muy potente… Y se nos quemó el pan en la puerta del horno.

La pasión por la escritura y el compromiso con la memoria histórica se entrelazan en un relato vital que abarca tanto el estallido social como la pandemia. En un mundo marcado por la complejidad y las múltiples aristas de estos fenómenos, cada experiencia cotidiana refleja un entramado social que clama por ser registrado.

Las expectativas sociales, una vez llenas de esperanza y anhelos de justicia, se vieron sacudidas por la realidad cruda de la desigualdad y la crisis sanitaria. A medida que el tiempo avanza, se hace evidente cómo las vivencias personales se convierten en reflejo de los cambios más amplios que sacuden a la sociedad en su conjunto.

Desde la euforia inicial hasta la desilusión y el cansancio que se apoderan del espíritu colectivo, cada palabra es un testimonio de la lucha por mantener viva la esperanza en medio de la adversidad.

Hoy nos sumergimos en el mundo de Eva Débia, una periodista, escritora y académica de la Universidad de las Américas. Con obras influyentes como «Insolentes», «Cuando el Ángel Pase Lista» y su más reciente libro «Tránsito Interno», en una entrevista con Está Pasando, ofrece una mirada perspicaz sobre temas contemporáneos como el estallido social y la pandemia.

1-. ¿QUÉ LA INSPIRO A ESCRIBIR SOBRE SUS EXPERIENCIAS DURANTE EL ESTALLIDO SOCIAL Y LA PANDEMIA?

Soy periodista porque busqué un camino desde la escritura que me permitiera generar registro. La historia me ha apasionado desde siempre y la labor del periodismo transversaliza esa necesidad del cronista, de llenar los espacios contingentes para comprender lo macro desde lo micro.

Tanto el estallido como la pandemia son fenómenos históricos complejos y con múltiples aristas; entonces, el trayecto transcurrido en el cotidiano refleja de alguna manera ese entramado social. Esa necesidad de mantener viva la memoria es muy potente, ya que es sabido que un pueblo sin memoria está condenado a repetir sus errores.

 2-. ¿CUÁLES ERAN SUS EXPECTATIVAS SOCIALES ANTES DE ESTOS EVENTOS, Y CÓMO HAN EVOLUCIONADO A LO LARGO DEL TIEMPO?

Si miramos los países OCDE, tenemos la vergonzosa realidad de ser uno de los países con mayor desigualdad entre quienes tienen mucho y los que tienen casi nada. Ese contraste genera muchas violencias diversas, cargadas de dolor y, en gran parte de los casos, de rencores que se traspasan generacionalmente.

El estallido evidenció esa violencia acumulada en años de falta de dignidad con indignación, por eso el sentido de olla a presión a punto de explotar era tan intenso; había mucha esperanza y alegría frente a la expectativa de reivindicar derechos, emparejar canchas, subsanar errores y dejar atrás la inequidad de un sistema que es básicamente depredador e injusto.

Pero vino la pandemia, el encierro, la disgregación y el miedo a encontrarnos de modo físico, y la efervescencia del estallido se diluyó en las urgencias de mirar la muerte con pupilas de COVID.

El proceso constitucional es una muestra de cómo se desgranó esa urgencia, cómo se relativizaron las prioridades y finalmente, con más de 400 víctimas de daños oculares, una cuarentena de muertos y otros tantos víctimas de violaciones a los derechos humanos, corrimos una maratón circular y hoy estamos exhaustos y en el mismo sitio que hace cuatro años. Esto se evidencia de manera brutal con las loas al expresidente recién fallecido, un personaje interesantísimo para nuestra historia por todos sus bemoles.

3-. ¿DE QUÉ MANERA CREE QUE SUS EXPERIENCIAS PERSONALES REFLEJAN O REPRESENTAN LOS CAMBIOS MÁS AMPLIOS QUE OCURRIERON EN LA SOCIEDAD DURANTE LOS PERÍODOS DE ESTALLIDO SOCIAL Y PANDEMIA?

No pretendo de forma alguna ser la heredera de la verdad absoluta, ya que esta es una monumental utopía y una gran farsa. Sin embargo, la importancia de plasmar los testimonios (propios y ajenos, con todas las diferencias que pudieran existir) corresponde al palpitar mismo de las complejidades de la historia. Pensemos en el tiempo de la humanidad como un caleidoscopio sumamente enriquecido con diminutos detalles, que corresponden a la voz de cada quien. Históricamente, la validación de una versión «oficial» para homologar la realidad ha dejado sin herramientas y sin voz a quienes tienen menos (menos estudios, menos ingresos, menos cultura) … Entonces, creo que dar visiones personales de la historia enriquece la posibilidad de mirar con diferentes tintes ese mismo espacio.

4-. ¿HUBO ALGÚN MOMENTO ESPECÍFICO DURANTE EL ESTALLIDO SOCIAL O LA PANDEMIA QUE LE IMPULSÓ A QUERER COMPARTIR SU HISTORIA A TRAVÉS DE UN LIBRO?

Tránsito interior es un libro que (al igual que la mayoría de mis otros trabajos) no nació como libro, sino que corresponde a los desahogos personales de acontecimientos tanto públicos como privados de cinco años importantes para nuestro país en la historia inmediata.

Me pasa que escribo así, a secas, de acuerdo a cómo va brotando la necesidad, y al mirar los apuntes les voy dando forma y cohesión de trama para entender que allí hay un proyecto que pudiera ser de interés editorial.

Escribí mucho durante el estallido, pero también antes y después. Así como están los hitos públicos (estallido y pandemia) también hay muchos hitos personales dentro de este trabajo: depresión, operaciones, embarazo, por mencionar algunos.

5-. ¿CÓMO CREE QUE ESTOS EVENTOS HAN AFECTADO LA PERCEPCIÓN Y LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN SU PAÍS O COMUNIDAD?

Creo que la gente está muy cansada. El cansancio inicial detonó en un enojo que se abrió paso en las calles a través del estallido, y la pandemia mermó de manera brutal el espíritu de continuidad y progreso de ese movimiento orgánico, espontáneo, lleno de poesía y esperanzas.

Es muy fuerte cuando los movimientos sociales se quedan sin esperanza, porque pierden el alma con ello. El proceso constitucional fue evidencia de eso mismo: la sociedad vio quebrado su espíritu y todavía no ha sido capaz de resucitar. Probablemente deban pasar un par de años aún, o más, para recuperar el aliento. Hoy, la desidia y la falta de liderazgos son el pan de cada día.

 6-. ¿HA OBSERVADO ALGÚN CAMBIO SIGNIFICATIVO EN LA FORMA EN QUE LA SOCIEDAD ABORDA LOS PROBLEMAS SOCIALES Y POLÍTICOS DESDE QUE COMENZARON EL ESTALLIDO SOCIAL Y LA PANDEMIA?

Hubo un llamado al cambio en el inicio, sí. En esa efervescencia de compromiso conjunto, ese «vamos todos pal mismo lado».

Pero la atomización de las estructuras con la pandemia nos obligó a desvincularnos, a soltar las urgencias colectivas en pos de la subsistencia individualista. Es muy brutal, ya que la urgencia colaborativa se vio colapsada por la estructura patriarcal del capitalismo y el remate fue el fortalecimiento de los movimientos de extrema derecha, con arengas misóginas, xenófobas y segregadoras en todos los sentidos posibles.

Es muy triste, realmente: estuvimos a punto de conseguir una Carta Magna inclusiva, diversa, con consciencia social y perspectiva de género, ecológica y con una impronta socialdemócrata muy potente… Y se nos quemó el pan en la puerta del horno.

DESIGUALDADES

Aunque los momentos de cambio y movilización parecían prometer un futuro más justo e inclusivo, la realidad se encargó de recordarnos lo frágil que puede ser esa esperanza. La pandemia, con su carga de desolación y aislamiento, exacerbó las divisiones y debilitó el ímpetu transformador de la sociedad.

Así, entre la desilusión y la persistencia, entre la memoria y la esperanza, se entreteje un relato que invita a reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro de una sociedad en constante evolución. En cada página, se encuentra la huella indeleble de un tiempo marcado por la incertidumbre y la lucha por un mundo más justo y equitativo.

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