Los incendios de octubre de 2022 en la isla de Rapa Nui tuvieron un efecto devastador: dañaron un total de 22 moais, según el diagnóstico realizado por la Unesco.
El fuego afectó principalmente al cráter y a la cantera del volcán Rano Raraku, lugar de fabricación de las estatuas, y las altas temperaturas del incendio comprometieron la preservación de numerosos recursos arqueológicos.
Tras finalizar un examen en colaboración con la comunidad indígena Mau Henua, entidades gubernamentales y la sociedad civil, la Unesco estableció a través de un comunicado que hay “alteraciones graves” en estos moais y que estas “deben ser tratadas a corto plazo”.
El objetivo era diagnosticar el estado de conservación del sitio, elaborar un plan de gestión de riesgo para Rano Raraku y fortalecer las capacidades locales de prevención de futuros desastres.
“La conservación y gestión adecuada de este legado cultural son fundamentales para el pueblo Rapa Nui y para la humanidad dado su inmenso valor patrimonial”, dijo la representante de la Unesco en Chile, Claudia Uribe.
El equipo de expertos encargado del diagnóstico identificó que los factores climáticos e hídricos son los agentes más recurrentes y perjudiciales en su conservación, más allá del fuego, pues afectan a la forma y los rasgos estilísticos de los moai.