Los que no tienen nada que decir viven de la confrontación. Oponerse a gritos les permite ilusionarse con que están aportando en algo. Ocultan un vacío profundo. Con el término de las conmemoraciones del golpe vamos a tener un brusco aterrizaje en la política actual, donde, inevitablemente, hay que aportar argumentos, reflexión y asumir posiciones en positivo.
Parecemos estar más cerca del inicio de una crisis que de la aprobación de las reformas que constituyen lo medular del programa de gobierno. Si queremos que las palabras respecto del pasado tengan aplicación práctica hoy, este es el momento adecuado para que los mejores políticos se hagan presentes. Los especializados en la farándula ya han tenido su minuto de figuración y están terminando por cansar a todos.
Hay oportunidades en las que hasta el más egoísta de los políticos se da cuenta de que no podemos seguir sin aportar unos y otros urgentemente al bien común.
Llevamos meses preguntándonos si en la etapa final de una gran conmoción política las acciones de extrema violencia se justifican o no por inevitables. Eso es bueno porque pone atajo a las excusas, pero habría que reconocer que cuando llegamos a este punto es porque ya los mejores demócratas habían sido superados por la insensatez cruzada de muchos otros.
Hasta hoy nos contagiamos de esta extraña perspectiva de exigirle a los mejores que exorcicen la crisis, cuando nos debiera llamar la atención la oscuridad en la que quedan los estaban haciendo lo posible para que la situación se agudizara. Después de tanto tiempo, permitimos que sigan en la sombra.
El excelente libro de Daniel Mansuy, “Salvador Allende. La izquierda chilena y la Unidad Popular”, es un imperdible por su calidad y llama a su complemento porque analiza a la UP a partir de lo que sucedía en la UP como coalición. La derecha casi desaparece del análisis, lo que es muy cómodo para este sector.
Las preguntas para el ayer son ¿desde cuándo la derecha fue golpista? y ¿cuánto tiempo demandó preparar el golpe? Las preguntas para hoy son ¿cuánto tiempo demanda evitar una crisis mayor?, ¿quiénes tienen la obligación ética y política de encabezar el fortalecimiento de nuestra democracia?
Tal como estamos, casi tenemos la certeza de que el gobierno que reemplace a este no podrá proponerse objetivos nuevos y, además, hacerse cargo de los pendientes que se dejen ahora. Eso es de interés de todos. La colaboración se justifica. Si el gobierno falla será por sus errores, no por el hostigamiento ajeno.
Si se pregunta si con lo que están haciendo los actuales ocupantes de La Moneda están consiguiendo que, en algún momento del futuro, puedan reconcursar por el poder, la respuesta es sí. En cambio, si nos preguntamos si con el actual desempeño se está logrando que la izquierda pueda ganar la próxima elección presidencial, la respuesta es no.
Lo que la centroizquierda no puede permitir es que el desempeño del gobierno tenga tantas deficiencias que deje la oportunidad de ofrecer una opción mayoritaria solo con intermitente porque, como están las cosas, el intermitente se va a quemar ahora y no se repondrá por mucho tiempo. Mejor es anticiparse.
Víctor Maldonado R.: Repetido el camino, repetido el resultado
Víctor Maldonado R.: Señor Piñera, está notificado: usted es un… demócrata
