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Víctor Maldonado R.: La tontería de decir por separado que estamos unidos

Víctor Maldonado R. Sociólogo

Licenciado en Sociología y Magíster en Ciencias Políticas, ambas de la Universidad de Chile.

Ya es un hecho que a 50 años del golpe de Estado lo que hemos activado es el predominio de los conflictos y los gestos unitarios van a estar ausentes. Así lo notificó la UDI al restarse a la convocatoria realizada por el Presidente Boric.

Si lo que al final se concreta es la firma de un documento con los presidentes invitados y los expresidentes de la república, puede que esto tenga algún sentido para alguien, pero es como la invitación a una boda en la que se terminan casando los padrinos. Eso haría que brillen más las ausencias.

Lo que estaríamos escenografiando es el término de la excepcionalidad chilena. Aquí lo que hemos tenido es un traspaso del poder entre contrarios que se respetan y ceremonias republicanas a las que todos asisten.

Es la buena convivencia democrática por sobre las diferencias, lo que estamos perdiendo. Los errores cometidos en el intertanto se pueden identificar con facilidad y son bidireccionales. Se trata de un fracaso compartido.

El verdadero homenaje que se podía hacer a las víctimas, el solemne compromiso del “nunca más”, no tiene fuerza si no la dicen en conjunto los adversarios. Si se llegara a reponer la ceremonia será a costa de una negociación a descubierto que cambia por completo el sentido original.

Más vale aprender la lección en vez de tratar de aprobar por la nota mínima. La lección para el gobierno es que no se pueden tener aciertos con intermitente porque entonces ya nadie sabe qué es lo que se está señalizando.

La lección para la derecha es que no se puede llegar a La Moneda sin comportarse a la altura de la posición que se quiere ocupar. El problema está en que los errores cometidos antes obligaron a tender un puente extraordinario para restablecer la comunicación y no existe ese puente común respetado por toda la oposición; menos cuando la derecha se encuentra en plena competencia.

Piñera no es un personaje aceptado por todos, por sobre la contingencia. Es parte activa en la disputa interna de su partido que esta por ser dirimida.

Él niega ser candidato presidencial, pero nunca ha sido acusado de ser por completo sincero, así que no es neutro. Por eso el secretario general de RN, Diego Schalper, no ha tenido remilgos en señalar que “el Presidente Piñera no es el que manda en la coalición”.

Puede que sea efectivo que los partidos de oposición son maltratados vez por medio, pero esto no les da la razón para no firmar un documento por la democracia como compromiso permanente. Si la medida del comportamiento propio la ponen los otros, entonces no se representa ninguna alternativa mejor, sino al mismo nivel, pero de distinto signo.

Además, no es cierto que fueran invitados a suscribir un texto sobre algún tipo de verdad oficial sobre el pasado, algo que se descarta expresamente. Ni es cierto que baste con que cada cual realice por su lado los reconocimientos valóricos que estime necesarios. Eso está muy bien, pero si lo que se conmemora es la ruptura de nuestra convivencia pacífica en común, no podemos mostrarla como recuperada cada cual aislado en su metro cuadrado. Un país no es una sumatoria de egoísmos que se comunican mediante señales de humo.

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