Política

Víctor Maldonado R.: Somos tan buenos que no hemos logrado destruirnos

Víctor Maldonado R. Sociólogo

Licenciado en Sociología y Magíster en Ciencias Políticas, ambas de la Universidad de Chile.

El que solo ve lo mejor y oculta sus sombras permite que estas predominen.

Víctor Maldonado R.: Somos tan buenos que no hemos logrado destruirnos.

No gobierna mejor el que destaca sus logros, sino el que evita reincidir en sus errores.

Las visiones unilaterales, que escogen de lo que sucede lo más bonito para hacer de eso una visión supuestamente completa de lo que está pasando, establecen una forma de mantener vigente todo lo que puede hacerle daño.

El diputado Diego Ibáñez realizó una arenga en su partido, Convergencia Social, y no se puede esperar que haga otra cosa que destacar los logros conseguidos en un acto de cierre, ahora que están pasando a una instancia mayor.

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Sacado de este ambiente festivo, las frases pronunciadas causan algo de extrañeza, como aquello de “no nos arrepentimos de las ideas que nos hacen gobernar mejor que ellos” y “no nos van a borrar del mapa, no somos una anécdota y llegamos para quedarnos”.

Lo extraño para un observador externo es que se puedan decir ambas cosas al mismo tiempo.

Cuando uno lo hace tan bien que los demás sucumben ante la comparación de sus logros, es difícil suponer que alguien este pensando en hacer que te borren del mapa.

Hay ambientes que solo dan para la euforia y ya es significativo que se tengan que hacer afirmaciones tan rotundas que expresan, además, autoconfianza y alivio porque ya se tiene la certeza de seguir existiendo en un nuevo formato.

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Es una réplica del ambiente que se vivió en el FA tras la realización de las primarias, donde los resultados los favorecieron en comunas emblemáticas.

Fue una buena noticia que llegó después de un año donde estos partidos fueron vapuleados por el caso fundaciones, que no ha dejado de tener secuelas y causados estragos hasta ahora.

La euforia es, por tanto, alivio y nadie puede ser juzgado exclusivamente por lo que hace en una fiesta entre amigos.

Pero lo que debe importar es si de algún modo, en algún momento, en alguna instancia los problemas son encarados.

Así que el tema es si el autobombo es acompañado de autocrítica.

Los méritos de los partidos que conforman el FA son indudables e incluyen la renovación generacional de la política, un buen desempeño en campañas electorales y la experiencia que sus equipos están teniendo en el gobierno.

Pero es evidente, también, que la imagen que se tenía de sí mismos era demasiado benévola.

El punto débil del FA no tiene que ver con lo nuevo que aporta, sino con lo viejo que arrastra y eso se expresa en estructuras partidarias permeables a prácticas políticas reprobables.

Es solo una parte de lo que existe, pero existe.

Líderes que solo habían tenido experiencia en dirigencia social y partidaria, apenas llegaron al Estado implementan de inmediato prácticas corruptas.

No era improvisación, era continuidad y eso seguirá ocurriendo si no se pone atajo.

No basta con apartar dirigentes que resultaban habituales en la primera línea y que son abandonados cuando caen con estrépito.

Lo cierto es que uno de los partidos del FA no pudo llegar a la nueva etapa porque sucumbió a sus problemas acumulados.

Una expresidenta de RD fue el rostro visible en el Parlamento del caso convenios. Nadie lo vio venir porque nadie estaba mirando.

El que solo ve lo mejor y oculta sus sombras permite que estas predominen.

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