Entrevistas y Reportajes

Violencia en el pololeo. Amor en alerta

Fernanda Pavez

Baja autoestima, aislamiento social, sentimientos de dependencias y miedo son algunas de las razones por las que una persona puede transformarse en víctima de relaciones destructivas, llegando incluso a perder la vida.

Violencia en el pololeo. Amor en alerta. Baja autoestima, aislamiento social, sentimientos de dependencias y miedo son algunas de las razones por las que una persona puede transformarse en víctima de relaciones destructivas, llegando incluso a perder la vida.

El maltrato en el pololeo es una de varias formas de violencia de género. Se caracteriza por vivir una constante dinámica nociva, en la que el agresor actúa de manera intimidante y constante descontrol hacia su pareja.

Si bien su realidad es hace años conocida, sus consecuencias y el incremento del porcentaje de sus víctimas se ha mantenido en constante aumento.

Según el informe denominado, “Décima Encuesta Nacional de las Juventudes”, el 17,5% de las y los jóvenes declararon haber sufrido algún tipo de violencia en su relación de pareja, cifra que sube hasta el 18,1% en el caso de las mujeres.

Estas cifras fueron consideradas como los más altos en diez años, donde predomina la violencia psicológica, alcanzando un 14,4%.

Mientras que la violencia se ubicó en un 7,2%, la violencia sexual en un 3,1%, la violencia cibernética en un 5,7% y la violencia económica en un 3,2%.

 

«Era el amor de mi vida»

En medio de la llamada “Fiesta de febrero” Rosa se acerca para conversar con nuestro medio “estapasando.cl”.

Después de saludar abre los ojos con gesto de impresión, se pone la mano en la cabeza y dice, “esta entrevista va a ser con fotos. Es que yo antes no era así, cuando estaba con ‘el loco’ nunca podía arreglarme así”.

Ese sutil comentario nos adelantó en cosa de segundos a lo que se veía aparecer.

“Estuve 6 años con mi expareja, empezamos a pololear cuando nos conocimos en la universidad. estudiábamos la misma carrera y siempre me llamó la atención lo inteligente y caballero que era. Eso me conquistó”, relató.

“Creo que llevábamos poco más de un año cuando empezó a tener actitudes que me comenzaron a dar miedo».

«El primer problema grande que tuvimos fue una vez que me quedé en el patio de la universidad estudiando con un compañero”, contó.

“Esa vez me gritó, me zamarreo, me dijo de todo y, hasta, amenazó de matarme a combos si me volvía a quedar ‘coqueteando’ con alguien», recordó haciendo un gesto de molestia.

El relato de Rosa comenzó a tomar ribetes cada vez más impactantes, los que ahora puede contar tranquila y segura porque antes no era capaz de hacerlo y vivió sus momentos de terror sin pedirle ayuda a nadie.

Es más siempre respondió ofendida a todo cuestionamiento en contra quien seguía siendo el “amor de su vida”.

“Yo sabía que lo que estaba pasando no era bueno y que la cosa era cada vez peor, pero jamás pensé en denunciarlo ni acusarlo”,  confesó.

“No vaya a creer que soy tonta ni que no sabía que eso estaba mal.  Lo sabía, no debía ser» aseguró alzando la voz.

«Lamentablemente yo vengo de una familia en la que vi violencia de mi papá a mi mamá y de mi cuñado a mi hermana, pero ninguna de las dos hacía nada porque me decían eran sus maridos y uno tenía que aguantar calladita”, relató.

«Ahora no puedo creer cómo pensaban eso, menos cómo yo fui a pensar así también. Crecí con eso”, lamentó.

 

Hay que aguantar

Angélica Cabezas, psicóloga de la Universidad Santo Tomás explica son varias las mujeres que aseguran tener ese pensamiento, pero es porque efectivamente fue un escenario conocido desde temprana edad.

“Hay realidades en las que se normaliza la violencia y está integrada de tal manera que les es mejor seguir en ese círculo».

Hay otros casos en los que existe lo que llaman ‘discurso histórico’ lo que se refiere al relato de situaciones que se entregan desde otra generación.

“‘Las mujeres deben aceptar todo del hombre porque ellos son hombres’, ‘los hombres trabajan las mujeres se tienen que quedar en la casa’, ‘Si un hombre es infiel con otra, no importa porque una es la esposa’”, ejemplificó.

“Ese tipo de pensamiento también es normalizado porque efectivamente la realidad con la que crecieron es esa y nadie les enseñó a pensar diferente”, explicó la profesional.

La psicóloga es firme en aclarar que esto no sólo afecta a los jóvenes o adolescentes, es algo que recae en todos los rangos etarios.

“Aún en estos tiempos hay gente que está seguro de que este maltrato corresponde a jóvenes o adolescentes por su inmadurez».

«Eso es inaceptable en todos los aspectos, basta con un simple ejercicio de investigación y se aclararía, a no ser que estén tratando de disfrazar una realizad y eso no me parecería extraño”, manifestó.

 

Todos por igual

La Teniente Consuelo Sandoval de la Dirección de Derechos Humanos y Protección a la Familia de Carabineros también asegura que esto no es algo de niños.

“La violencia en el pololeo no es propia de un rango etario específico, ya que la relación interpersonal puede darse en diferentes etapas de la vida de una persona”, advierte.

“Este es un tipo de violencia de género que afecta mayoritariamente al escenario emocional y psicológico de la víctima»

Es decir, «es un tipo de maltrato que ocurre en la relación vincular afectiva donde el agresor se comporta de manera tal que busca el aislamiento, control y susto por parte de la víctima», agrega.

«Esto conlleva a una dependencia psicológica y afectiva, además de una disminución de la autoestima”, señaló la uniformada.

Es sabido que en muchas ocasiones las víctimas no admiten lo que están viviendo y mucho menos denuncian.

Creen que es sólo algo temporal, que ellas son las causantes o que van a recibir un castigo mucho más cruel a lo que ya han experimentado, entre otras apreciaciones.

En ese aspecto la Teniente Sandoval asegura  que “quienes sufren este tipo de actos se encuentran inmersas en un ciclo que les resulta invisible».

Y continúa,  «ya que se presenta un miedo a la soledad producto de la dependencia emocional y baja autoestima»

Sin olvidar «el aislamiento social que el agresor logró para dejar a la mujer sin una red de apoyo, generando un estado de vulneración por el hecho de sentir que están solas y sin recursos”, expresó.

El recuerdo de dolor

“Le voy a contar algo”, anunció Rosa después de detener la conversación para presentarnos a sus amigas.

“Yo realmente estaba enamorada, pero mal, perdía toda la cordura y dignidad después que me pegaba o me agredía de otra manera».

«No sólo se trataba de algo de golpes, también había violencia psicológica, se reía de mi aspecto, se burlaba de lo que hablaba y, lo que más me hacía llorar era cuando no me dejaba salir ni a ver a mi familia», agregó.

«Para qué voy a decirle de lo de compartir con más personas, era imposible, me tuve que salir de la universidad, de eso me arrepiento todos los días”.

Esta exvictima se lamenta, al igual que muchas otras mujeres, que todo lo que experimentó y ha relatado es algo que conocía, había escuchado, le habían comentado y le habían advertido.

Pero sólo hoy puede verlo con objetividad, pues antes actuó con miedo y fue un anzuelo fácil a la manipulación de un hombre maltratador incapaz de moderar su comportamiento.

Como se ha dado a conocer anteriormente es posible que quienes protagonicen esos los actos no admitan con claridad lo que está viviendo.

Es ahí donde el rol de un tercero puede ser trascendental para terminar con ese comportamiento destructivo

Existen señales que se pueden identificar y uno puede atender sin esperar que la persona afectada se acerque a pedir ayuda.

Para eso importante conversar y buscar instancias de diálogo con la víctima para que se sienta acompañada.

 

La ayuda

La psicóloga Angélica Cabezas recomienda algunas medidas de apoyo y cuidado para quienes sufren en silencio este escenario que podría llegar a ser letal.

“Es importante acompañar incondicionalmente, la víctima debe tener claro que no está sola y que tiene una red de apoyo cerca”.

Pese a la perspectiva individual se aconseja evitar comentarios negativos hacia el victimario o agresor, incluso si la propia víctima habla mal de la otra persona.

Ayudar a la en reforzar la autoestima e incentivar el reconocimiento de sus cualidades y capacidades.

Reforzar la que aún pueda tener de amor propio, se deben evitar los prejuicios y opiniones personales, ya que esto refuerza la agresión psicológica.

Este son solo algunos consejos de muchos otros que se podrían implementar. Pero lo más importante es tener claro que la agredida necesita ayuda y apoyo psicológico.

Lo que la incentive a salir de ese escenario destructivo o para reparar los daños psicológicos que su experiencia va a generar y que podrían seguir acompañándolas como fantasmas el resto de sus vidas.

Por otro lado. Carabineros de Chile, posee a nivel nacional planes y acciones centradas en la violencia de género y en la primera acogida de las víctimas afectadas por los diferentes delitos que constituyen la violencia contra la mujer y de género.

“Es por ello, que a lo largo del territorio nacional se realizan campañas para visibilizar esta problemática social e interpersonal», añade la oficial del Departamento de Derechos Humanos y Protección a la Familia.

Además se realizan instancias académicas de perfeccionamiento para que los encargados de las Salas de Familia y Oficinas de Violencia Intrafamiliar puedan realizar una contención psicológica antes situaciones de crisis por parte de las víctimas en contexto de denuncia.

 

Un logro valioso

La música empieza a sonar fuerte fuera del salón donde estapadando.cl se reunió con Rosa y con una mezcla de ternura y pena propone “¿podemos hablar otra cosa más linda?

Me da pena acordarme tanto de todo eso y ésta es una fiesta. ¿Vamos?, ¡vamos , no todo es trabajo! , yo los invito.

La fecha pactada para esta reunión no fue elegida al azar. El día de este encuentro fue en horas previas a una de las celebraciones más importantes para esta mujer.

Admitimos fue una condición de la entrevistada para que a través de ella se pudiera visibilizar una realidad en donde muchas se pueden identificar, “el mes más importante para las víctimas que viven el dolor de ser mal tratadas”.

Específicamente el 7 de febrero es el Día por la «No Violencia en el Pololeo«.

Esta conmemoración, inspirada en el caso de Antonia Garros, víctima de este tipo de violencia, quien terminó lanzándose desde el décimo tercer piso de un edificio del sector Pedro de Valdivia en Chiguayante, región del Bío Bío”.

Con la ley 21.393 se plantea la necesidad de deslegitimar toda clase de violencia en las relaciones afectivas y promover acciones concretas para erradicarla.

Un hito en la sociedad chilena para eliminar la naturalización de la violencia en el pololeo, vale decir en parejas sin convivencia, además de generar un espacio que sirva para materializar distintas campañas.

Importante logro que permite generar una instancia de visibilizarían, educación y prevención sobre la violencia en las relaciones de pareja, recordando siempre el caso de una víctima que como muchas pudieron haberse evitado.

 

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