El Papa Francisco condenó las políticas de deportaciones masivas del gobierno de Donald Trump, calificándolas de «crisis» y advirtiendo que «terminarán mal».
En una carta dirigida a los obispos de Estados Unidos, el Papa subrayó que la expulsión de personas únicamente por su condición migratoria «lastima la dignidad» y pone en riesgo a muchas familias.
«El acto de deportar personas que en muchos casos han dejado su propia tierra por motivos de pobreza extrema, de inseguridad, de explotación, de persecución o por el grave deterioro del medio ambiente, lastima la dignidad de muchos hombres y mujeres, de familias enteras», señaló en una carta publicada por el Vaticano
Francisco pidió a los arzobispos «no ceder ante las narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados».
No obstante, en el texto el jesuita valida «el derecho de una nación a defenderse y mantener a sus comunidades a salvo de aquellos que han cometido crímenes violentos o graves mientras están en el país o antes de llegar».
Bergoglio abogó por «una maduración de una política que regule la migración ordenada y legal. Sin embargo, la mencionada ‘maduración’ no puede construirse a través del privilegio de unos y el sacrificio de otros».
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CASA BLANCA RESPONDE
La respuesta del gobierno de Trump fue inmediata.
El jefe de inmigración, Tom Homan, conocido como el zar fronterizo, pidió al Papa «centrarse en la Iglesia Católica» y dejar que las autoridades estadounidenses se la seguridad en la frontera.
«¿Quiere atacarnos porque garantizamos la seguridad de nuestras fronteras? Hay un muro alrededor del Vaticano ¿verdad? No podemos tener un muro alrededor de Estados Unidos», condenó.
