Recientemente, un estudio identificó más de 2.400 nuevos genomas virales en la Antártica, lo cual incluye virus gigantes y bacteriófagos antes desconocidos.
El equipo fue liderado por la Dra. Beatriz Díez, académica de la Universidad Mayor e investigadora del Instituto Milenio Centro de Regulación del Genoma (IM-CRG) y tomó más de una década de trabajo.
En detalle, los científicos revelaron la existencia de miles de genomas virales desconocidos hasta ahora. Estos hallazgos destacan las adaptaciones únicas de los virus al frío extremo y su impacto en la cadena trófica de este ecosistema polar.
«Son clave para comprender cómo el cambio climático podría afectar uno de los ecosistemas más frágiles y fundamentales del planeta», precisó Díez en un comunicado.
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GENOMAS VIRALES EN LA ANTÁRTICA
Cabe señalar que esto aporta nueva evidencia sobre el papel clave de los virus marinos en la regulación de los ciclos de nutrientes y la estabilidad del ecosistema polar.
En particular, los virus que infectan al fitoplancton y bacterioplancton influyen directamente en los productores primarios del océano. Por ende, afecta a toda la red alimenticia que sustenta al krill, peces, aves y a mamíferos marinos como focas y ballenas.
Durante las expediciones, organizadas por el Instituto Antártico Chileno (INACH), también se detectaron proteínas virales con modificaciones estructurales que les permiten funcionar a temperaturas bajo cero. Lo anterior, demuestra su capacidad de adaptación y supervivencia en condiciones extremas.
Asimismo, se confirmó que estos virus facilitan la transferencia horizontal de genes, promoviendo la evolución y adaptación de las comunidades microbianas locales y fortaleciendo su resiliencia ante los cambios ambientales.
Los hallazgos igualmente evidencian el papel clave de los virus en la cadena trófica, regulando la abundancia de bacterias y fitoplancton, con impactos a gran escala en todo el ecosistema marino antártico.
«El plancton es la base de la cadena alimentaria en la Antártica, pero su relación con los virus es lo que realmente determina la salud y estabilidad de este ecosistema», señala Díez.
LOS EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO
El equipo científico advierte que el cambio climático está alterando las condiciones ambientales de la península Antártica, una de las zonas que se calienta más rápido en el planeta. Esto podría modificar la composición del fitoplancton, impactando a toda la fauna antártica dependiente de estas microalgas.
Este último es un importante punto, ya que la Antártica, que absorbe cerca del 20% del CO₂ del planeta, desempeña un papel estratégico como sumidero de carbono, donde su microbioma marino es un elemento clave en este proceso.
«Conocer y proteger la biodiversidad microbiana es fundamental, para el futuro del equilibrio climático del planeta», concluye la investigadora.