Colo Colo femenino cerró su temporada perfecta con un nuevo hito: el tetracampeonato albo, conseguido tras vencer por 1-0 a Universidad de Chile en un Superclásico decisivo que confirmó quién manda en el torneo local.
Las albas demostraron, una vez más, que su proyecto deportivo mantiene una distancia clara respecto al resto de la competencia. El equipo de Tatiele Silveira logró un título que trasciende lo estadístico, pues el tetracampeonato albo llegó justo en el año del centenario del club, otorgando una nueva capa de simbolismo a una campaña casi sin fisuras.
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El primer tiempo estuvo dominado por el conjunto albo. La presión alta, característica del modelo de juego de Silveira, impidió que Universidad de Chile saliera con claridad desde el fondo. Esa superioridad se reflejó en la cantidad de tiros de esquina del “Cacique”, que empujó permanentemente a las Azules hacia su propio arco. La apertura de la cuenta llegó a los 34 minutos, cuando Yessenia López aprovechó un rebote tras un córner y definió con precisión ante la joven portera rival.
En el complemento, el trámite del partido cambió. La U adelantó líneas y puso a prueba a Ryann Torrero, quien respondió como en las grandes citas. La arquera alba contuvo varios remates, incluido uno de Franchesca Caniguán que estremeció el vertical y silenció por segundos a la hinchada colocolina. Fue la jugada más clara de las Azules, pero no bastó para quebrar la resistencia de un equipo que ha construido su hegemonía sobre la solidez defensiva y la madurez competitiva.
La tensión se mantuvo hasta el final. Los siete minutos de adición parecieron eternos para Colo Colo, que defendió su ventaja con orden y determinación. Cuando el pitazo resonó, las Albas celebraron su título número 17 a nivel nacional, consolidándose como el proyecto más estable del fútbol femenino chileno.
En pleno centenario, esta corona toma un significado aún mayor. El tetracampeonato albo no solo enriquece la historia del club, sino que también reafirma una identidad ganadora que se extiende más allá de las fronteras deportivas. El equipo femenino salvó el honor en un año complejo para la rama masculina, demostrando que el legado se construye con disciplina, constancia y visión.
