Opinión

Colegios y la necesidad de educar en sexualidad y afectividad

Santiago, Chile.

Juan Pablo Salinas, Académico Psicología Universidad Andrés Bello

Juan Pablo Salinas Cerda Académico Psicología Universidad Andrés Bello Concepción

Hace unas semanas nos enteramos por los medios de comunicación de dos situaciones relacionadas con posibles abusos sexuales en operativos de salud en dos comunas del país. Si bien la discusión parece haberse diluido, en la medida que la emergencia por las inundaciones en el centro sur del país y otras noticias acapararon la pauta, este tipo de situaciones no deben dejarse pasar, pues son la instancia precisa para reflexionar respecto a la educación en sexualidad, afectividad y género en las escuelas, colegios y liceos del país.

Por una parte, no hay duda de en el caso de las instituciones, estas deben cuestionarse respecto de si sus protocolos son o no pertinentes y que deben activarse todos los mecanismos administrativos y judiciales para determinar responsabilidades y dimensionar el alcance que puedan haber tenido con niños y niñas involucradas.

Por otra, nos invita a abrir la reflexión sobre la importancia de la educación en sexualidad, afectividad y género que deben desarrollarse en las escuelas y colegios de todo Chile. La evidencia científica ha demostrado que los y las niñas que acceden a más información sobre estos temas tiene mayores herramientas para denunciar y buscar ayuda. Sin la apertura de estas temáticas en los últimos años probablemente estos serían otros casos más de vulneración de derechos que viven muchos niños y niñas a lo largo del país.

Pero en la medida en que se abordan estas problemáticas aparecen a su vez grupos más conservadores y religiosos que se oponen a generar un plan nacional que permita educar en el área. Se ha extendido más de lo necesario esta discusión precisamente por grupos reaccionarios y ultraconservadores que limitan la posibilidad de entregar mayores herramientas y conocimientos a niños, niñas y jóvenes para abordar su sexualidad, para comprender los límites que existen, desarrollar un autoconcepto y autoestima necesaria para poner límites y abordar posibles situaciones de abuso.

El discurso de que este es un tema que debe abordarse sólo desde los hogares no resiste mayor análisis. Y es que, de acuerdo con los datos de la Primera Encuesta Nacional de Abuso Sexual y Adversidades en la Niñez, de CUIDA UC y Fundación para la Confianza (2022), en Chile alrededor del 23% de las denuncias de abuso sexual proviene de los mismos hogares y en el 9% de los casos, los involucrados son cercanos a las propias familias.

Además, si bien las familias cuentan con un espacio relevante en la formación de estos temas, sus integrantes, en la gran mayoría de los casos, no son expertos y no están preparados o formados en estos temas para apoyar adecuadamente a niños, niñas y jóvenes.
Es clave estar alertas en lo que sucede en la niñez, debido a que, según este estudio, una de cada cinco personas fue víctima de abusos sexuales en la infancia. La huella que deja vivir esta experiencia es profunda y el impacto en salud mental tiene consecuencias a lo largo de toda la vida.

Datos de INJUV revelan que el 42% de los jóvenes señala contar con nula o mala educación en sexualidad y afectividad, este antecedente es relevante considerando los riesgos a los que se exponen en términos de abusos sexual, contagio de enfermedades y embarazo adolescente. Jóvenes más informados toman mejores decisiones sobre su vida sexual y reproductiva.

La evidencia científica es clara en señalar que, entre más temprano se aborde esta temática, el resultado se traducirá en relaciones más saludables, en prevención de la violencia escolar y bullying, en el desarrollo de herramientas personales para prevenir acoso y abuso sexual será más profundo y duradero, teniendo un significativo impacto en el desarrollo saludable de niños, niñas y adolescentes.

La sexualidad es una cuestión mucho más amplia que se desarrolla en todas las etapas del ciclo vital y que tienen una estrecha relación con la formación psicosocioemocional. Y es desde aquí que debemos abordar este tema, educación en sexualidad, afectividad y género es el camino para integrar a los aprendizajes de las escuelas y liceos de chile. Siempre desde un enfoque de derechos que tenga a los niños, niñas y jóvenes del país en el centro de las políticas públicas.

 

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