Internacional

Haití: Inestabilidad persistente y crisis humanitaria

Cristian Navarro H, Periodista

La falta de una presencia estatal fuerte ha permitido que las pandillas proliferen, creando un clima de violencia y terror.

Haití: Inestabilidad persistente y crisis humanitaria azotan al país más pobre de la región y no se ve el camino de salida.

A pesar de ser la segunda nación independiente de América después de Estados Unidos, Haití se ha quedado rezagada en términos de desarrollo económico y social, ostentando el título del país más pobre de la región de América Latina y el Caribe (ALC).

El magnicidio del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021 agravó la fragilidad del desarrollo en Haití.

La naturaleza a aportado al desastre

La creciente inestabilidad política y la inseguridad, alimentadas por las luchas entre pandillas por el control de zonas comerciales, han obstaculizado aún más el progreso.

La vulnerabilidad del país ante las catástrofes naturales también ha impactado negativamente.

La economía haitiana ha experimentado una contracción de 1,7% en 2019, 3,3% en 2020 y 1,8% en 2021. En 2021, el Ingreso Nacional Bruto per cápita de Haití fue el más bajo de la región ALC, con solo US$1.420.

Desastre económico y medioambiental

La deforestación y la degradación del suelo han sido factores claves que han afectado negativamente el desempeño económico, especialmente en la producción agrícola.

La dependencia del carbón vegetal ha contribuido significativamente a este problema.

El crecimiento de la población y la destrucción de tierras cultivables han impulsado la expansión de cultivos de subsistencia en detrimento de los cultivos de exportación, exacerbando la pobreza en el país.

Entre 1979 y 1991, la tasa de deforestación en Haití aumentó en un 80%, dejando solo un 3% de la tierra apta para el cultivo.

El drama de Haití

Las divisiones históricas basadas en raza y clase siguen plagando a Haití.

Las élites gobernantes se dividen en facciones que luchan por el poder, perpetuando la exclusión de la mayoría en beneficio de unos pocos.

Alejandra Márquez, académica, especialista en Relaciones Internacionales, Política Exterior y Derecho Internacional de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Talca, explicó a Está Pasando que es innegable que Haití se enfrenta a una profunda inestabilidad política y que para comprender este complejo problema, se debe analizar desde una perspectiva histórica, considerando la influencia de las potencias extranjeras, la inseguridad, las misiones de paz fallidas y el impacto de las catástrofes naturales.

Un  Estado «frágil»

Alejandra Márquez, académica, especialista en Relaciones Internacionales, Política Exterior y Derecho Internacional de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Talca

«Las potencias extranjeras han jugado un papel crucial en la historia de Haití, interviniendo en sus asuntos políticos y económicos.

Esta intervención ha contribuido a la fragilidad del estado haitiano, debilitando su capacidad para gobernarse de manera efectiva», explicó Márquez.

Para la académica la inseguridad es un problema omnipresente en Haití.

La falta de una presencia estatal fuerte ha permitido que las pandillas proliferen, creando un clima de violencia y terror.

Fracaso de Misiones Internacionales

Por otra parte, según la profesional, las misiones de paz internacionales en Haití no han logrado resolver la crisis.

Estas misiones han sido criticadas por su falta de eficacia, su elevado costo y su enfoque limitado en la seguridad.

También las catástrofes naturales, como el terremoto de 2010, han contribuido a exacerbar la crisis en Haití, ya que estos eventos han devastado la infraestructura del país, aumentando la pobreza y la desigualdad.

Efectos a nivel internacional

Si bien la crisis en Haití puede parecer un problema aislado, sus efectos se extienden mucho más allá de sus fronteras.

Tanto a nivel regional como vecinal, las repercusiones son evidentes y requieren una respuesta concertada.

Migración: El aumento del flujo migratorio hacia países vecinos, especialmente República Dominicana, representa un desafío importante.

La falta de políticas adecuadas para enfrentar este fenómeno intensifica la presión sobre los sistemas sociales y económicos de los países receptores.

Inseguridad: El clima de inseguridad en Haití, con el auge de las bandas criminales, genera un efecto dominó en la región, aumentando la delincuencia y el crimen organizado en los países vecinos.
Respuesta regional:

CARICOM

La Comunidad del Caribe (CARICOM) ha tomado un rol protagónico en la búsqueda de soluciones a la crisis.

La creación del Consejo Presidencial, compuesto por jefes de gobierno y observadores, evidencia el compromiso regional con la estabilidad de Haití.

Efectos a nivel regional

Inestabilidad económica: La crisis en Haití puede afectar la estabilidad económica de la región, especialmente en países con estrechos vínculos comerciales.

Desigualdad: La migración y la inseguridad pueden exacerbar la desigualdad en los países vecinos, aumentando la tensión social y política.

Compleja solución

Nayib Bukele: El presidente de El Salvador ha expresado su disposición a cooperar en la búsqueda de soluciones a la crisis, dada su experiencia en el combate a las pandillas.

La solución para la crisis en Haití es compleja debido a los múltiples frentes que abarca.

A diferencia de otras crisis en Latinoamérica, en esta están muy involucrados actores externos, la comunidad internacional.

Si bien la ayuda externa es bienvenida cuando un país no puede sostenerse por sí mismo, siempre debe centrarse en la población y generar unión dentro de la sociedad haitiana.

Es necesario brindar herramientas para que Haití progrese en distintos ámbitos como el económico, social y de seguridad, pero donde la misma sociedad lo legitime.

La fragmentación y desunión permiten que surjan discursos de bandas y pandillas que se apropian de los espacios donde el Estado no tiene presencia, generando caos e inseguridad.

Una solución debe ser integral

Involucrar a los distintos actores políticos para enfrentar la fragmentación arraigada.

La ayuda externa debe llegar con fines de legitimidad nacional, más que intereses externos.
Fomentar la unión de la sociedad haitiana para que pueda progresar de manera sostenible.

En resumen, se requiere una solución multifacética que aborde los diversos frentes de la crisis, con participación de actores internos y externos, pero siempre priorizando el empoderamiento y unión de la propia sociedad haitiana.

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