Internacional

Encuestas y conflictos ponen a Musk en la mira de Trump

Editado de agencias y medios internacionales por Cristian Navarro H.

Periodista

Musk
Foto: Publicado en X por@cb_doge
Miembros del Partido Republicano en el Congreso han expresado su preocupación sobre la creciente influencia del empresario dentro del gobierno.

La situación en Washington empieza a tornarse incómoda. Elon Musk, el magnate sudafricano, se ha convertido en una presencia constante en los ministerios, agencias y oficinas gubernamentales, impulsando recortes en el aparato estatal estadounidense. Sin embargo, su influencia ha comenzado a generar fricciones en la Casa Blanca, particularmente después de la primera reunión de gabinete.

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Musk no solo ha irritado a distintas reparticiones gubernamentales, sino que incluso ha comenzado a impacientar al propio Donald Trump. Según informó The New York Times este fin de semana, el empresario protagonizó acaloradas discusiones con el secretario de Estado, Marco Rubio, y con el secretario de Transporte, Sean Duffy, durante la reunión de gabinete a principios de mes.

TENSIONES EN LA CASA BLANCA

El punto de conflicto se centró en la Comisión de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), liderada por Musk, encargada de reducir costos y personal estatal. Según el medio neoyorquino, Musk provocó a los ministros de Trump desde su llegada a la reunión, apareciendo con una camiseta negra con un mensaje que no pasó desapercibido.

Rubio, indignado, enfrentó al multimillonario. «Ahí estaba el secretario de Estado de EE.UU., sentado en la sala del gabinete de la Casa Blanca junto al presidente, mientras escuchaba una serie de ataques del hombre más rico del mundo». Según testigos citados por The New York Times, Musk acusó a Rubio de no haber ejecutado suficientes despidos: «No has despedido a nadie», le recriminó, insinuando que el único despido que había logrado era el de un funcionario de DOGE.

Rubio, visiblemente molesto, respondió señalando que más de 1.500 empleados del Departamento de Estado se habían acogido a jubilación anticipada, lo que debía contarse como reducción de personal. Sarcásticamente, preguntó a Musk si deseaba recontratar a toda esa gente solo para poder despedirlos de nuevo en un espectáculo mediático.

Musk no se inmutó. Con una sonrisa, respondió a Rubio que «era bueno en televisión», dejando en claro que no lo consideraba apto para mucho más. Durante todo este tenso intercambio, Trump permaneció en su asiento, con los brazos cruzados, observando la escena como si se tratara de un partido de tenis.

Cuando la discusión amenazaba con prolongarse, Trump decidió intervenir en defensa de Rubio: «Hace un gran trabajo, tiene mucho que hacer. Está ocupado, siempre de viaje y en la televisión, y tiene una agencia que dirigir. Así que todos tienen que trabajar juntos», sentenció el presidente.

MALESTAR EN EL GOBIERNO Y EN EL CONGRESO

Para los analistas políticos en Washington, este episodio marcó el primer indicio de una grieta entre Musk y el gabinete de Trump. Además, miembros del Partido Republicano en el Congreso han expresado su preocupación sobre la creciente influencia del empresario dentro del gobierno.

Aunque la mayoría de los funcionarios respaldan la reducción del gasto estatal, el problema no radica en la política de recortes, sino en el estilo de Musk. Su actitud desafiante, la falta de coordinación y el uso mediático de su rol han generado malestar.

Paralelamente, las encuestas tampoco favorecen a Musk. Un estudio de The Washington Post/Ipsos reveló que solo el 34% de los estadounidenses aprueba su desempeño dentro del gobierno federal, mientras que apenas el 26% respalda su facultad de eliminar programas que él considera innecesarios. Además, el 63% de los encuestados manifestó preocupación por el acceso de Musk a bases de datos gubernamentales que contienen información sensible.

Otro sondeo de Pew Survey indicó que un 54% de los estadounidenses tiene una visión negativa de Musk, mientras que Navigator Research concluyó que su popularidad es incluso inferior a la de Trump.

¿UN FRENO A MUSK?

Tras la polémica reunión, Trump dejó entrever su disposición a limitar el poder de Musk dentro del gobierno. En su red social, el presidente publicó un mensaje en el que enfatizó la importancia de una reducción estratégica del aparato estatal: «Decimos el ‘bisturí’ en lugar del ‘hacha’. La combinación de Elon, DOGE y otros grandes líderes logrará avances históricos».

Este comentario fue interpretado como la primera señal de que Trump está dispuesto a imponer límites al sudafricano. «Es crucial reducir los niveles de gasto, pero también es esencial retener a los mejores y más productivos empleados», explicó.

A partir de ahora, según fuentes cercanas a la administración, los secretarios de los distintos departamentos serán los responsables de aplicar los recortes, con Musk y su equipo limitándose a un rol asesor.

No está claro cómo se desarrollará esta relación en el futuro. Musk sigue siendo el mayor financiador político de Trump, habiendo invertido más de 300 millones de dólares en su campaña presidencial de 2024. Además, su control sobre X preocupa a muchos dentro del gobierno, temerosos de que pueda utilizarlas para atacar públicamente a miembros del gabinete.

En la Casa Blanca, nadie olvida la enorme contribución financiera de Musk a la campaña de Trump. Y el presidente, pragmático como siempre, sabe que no puede darse el lujo de convertirlo en enemigo.

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