La derecha obligada a caminar sin muletas Por Víctor Maldonado R.
La derecha tiene un temor oculto y tendrá que enfrentarlo. Lo obliga a dar este paso la imposibilidad de mantenerse en su zona de confort, que consiste en seguir el guion fácil de esperar a que el gobierno actúe y atacarlo.
Durante toda la administración Boric, la oposición ha esperado a que La Moneda realice el primer movimiento y eso le ha servido de orientación.
Corre que te pillo
La excepción es republicanos, que han puesto sus convicciones por delante, pese a quien pese y, por eso mismo, salieron trasquilados.
A la ciudadanía no le gustan los desorientados con poder, pero tampoco le gusta los dogmáticos que se sienten llamados a decirle a los demás como tienen que vivir.
Pero la estrategia del “corre que te pillo” ha llegado a su fin y eso va a quedar demostrado en esta coyuntura, en la que viviremos el último intento dogmático de la derecha dura en el caso de la justicia militar. Un intento fuera de lugar.
Seguir a ciegos no es el camino
Es ahora cuando la centroderecha se va a cansar de seguir a ciegos porque el intento de ampliar la justicia militar va en contra de una campaña, muy fuerte, mantenida por su propia prensa durante un largo período.
Ver a la madre de un conscripto muerto por responsabilidad de sus mandos pidiendo justicia ha convencido, a todo un país, que son los tribunales civiles los que tienen que actuar en casos de maltratos graves.
La idea de tribunales de uniformados dictando sentencias en caso de civiles que pierden la vida, no se ve en qué puede beneficiar la seguridad de los mismos civiles.
Nos importa que nadie pueda atropellar nuestros derechos, no escoger a quienes puedan hacerlo. Es una causa perdida.
La derecha puede tener o no los votos en el parlamento, pero el resultado será igual de contraproducente.
Criticar por criticar ya no sirve
Así que la guía de los dogmáticos no sirve, pero tampoco la de criticar al gobierno seguirá siendo útil.
El caso de la ley corta de isapres mostró que La Moneda ha optado por establecer como norte el asegurar la gobernabilidad del país.
Si es esto lo que busca, no hay manera de oponerse porque lo que prima es la búsqueda de consensos. Algo similar ocurrirá con las reformas políticas.
Así que la crítica como reacción automática ha dejado de ser la respuesta obvia con la que reacciona la oposición.
Caminar sin muletas es la cosa
No queda otra que comenzar a perfilar las propuestas propias para dirigir el país y aquí aparecen los fantasmas.
La derecha ya vivió una situación en que lo tenía todo de su parte y estaba aplicando felizmente sus recetas, preparándose para explicarle al mundo como se hacían las cosas: fue en el gobierno de Piñera antes del estallido.
Aquí quedó una inseguridad instalada. El relato con que se han explicado los acontecimientos es deficiente a más no poder.
Más que intento de desalojo, fue pérdida de control
Lo que dicen es que vivieron un intento de derrocamiento de un gobierno democrático. Mala explicación.
Los más diversos gobiernos tienen siempre pequeños grupos que quieren desalojar por la fuerza a quienes tienen el poder.
Casi nunca lo logran porque el rechazo mayoritario se lo impide. Donde la derecha dice “nos quisieron derrocar”, está queriendo decir “nos vimos sobrepasados en todos los frentes”.
Soltará las muletas y caminará por sus propios pies, entregará sus propuestas, esperando convencer, primero, y sostener, después.
Veremos qué pasa.