Hace unos días, la Cámara de Diputados, y luego de más de un año de discusión, despacho al Senado el proyecto de Reforma de Pensiones.
Se aprobó, entre otros temas, la creación del Seguro Social, artículos referidos a la pensión garantizada, sin embargo, aún no hay acuerdo respecto al aumento de cotizaciones en un 6%, cuya mayor discrepancia están en el destino de estos fondos.
Es importante analizar algunos de los aspectos más estructurales del texto enviado al Senado, desde una visión reflexiva y técnica.
En esa línea, uno de los aspectos más relevantes, porque corresponde a uno de los ejes principales de la reforma planteada, es la creación del Seguro Social, sin embargo, dado que no existió acuerdo respecto al aumento de cotización, este seguro aún no tiene estructura de financiamiento.
Por tanto, es responsabilidad del senado establecer cómo se financiará esta nueva institucionalidad, que podría ser a través de cotizaciones extras o bien con impuestos generales, sin embargo, esta alternativa se ve poco alcanzable, puesto que se dependería de otra reforma, la tributaria.
También es destacable la creación del Administrador Previsional, cuya existencia implica una división importante en la industria de las AFP, puesto que esta entidad, de característica monopólica, será la encargada de todos los aspectos administrativos del sistema, como, por ejemplo, la recaudación, pago de pensiones, atención a clientes, entre otras.
De esta manera, la tarea de “administrar” los fondos, será independiente de la operación de la industria. En esa misma línea, se aprobó el concepto de IPP, Inversores Previsionales Privados, cuyo fin será la mera administración de los fondos, con el objetivo de generar rentabilidad y hacer crecer los montos de los trabajadores.
Actualmente, la administración del sistema, así como las inversiones, están en manos de las AFP.
En esa misma línea, se aprobó la licitación de un porcentaje de los afiliados, a fin de disminuir las comisiones que se pagarían en el nuevo sistema, siempre con la autorización del afiliado.
A mi juicio, la división de la industria no equivale en una mejora per se de las pensiones actuales y futuras, pero si me parece destacable la nueva institucionalidad que se está gestando.
Sin embargo, aún hay que hacerse cargo de problemas estructurales que afectan indirectamente las pensiones, como la informalidad, el bajo nivel de ingresos y las lagunas previsionales.
No cabe duda de que el sistema previsional es uno de los grandes “dolores” de nuestro país, por tanto, es de interés público su mejora. Lamentablemente, polarizaciones ideologías detrás de los bloques políticos no han permitido avanzar en soluciones que sean técnicamente viables.
Por ejemplo, el 6% adicional, para el gobierno, con una propensión hacia lo público, debería ser íntegramente administrado por el estado, y para la oposición, más liberal en términos económicos, esa mayor cotización debe quedar en manos de privados.
Espero, para bien del país, que se llegue a un acuerdo, pero no a través de criterios políticos, sino que mediante un análisis técnico.