La ratificación por parte de nuestro país de la Convención sobre los Derechos de niños, niñas y adolescentes en Agosto de 1990 fue el primer paso de muchos que han puesto a Chile como un pionero en el tema en América Latina. Pero el debate cultural y político siempre ha transitado entre mitos y realidades, puesto que a un desarrollo programático que tiene como ejemplos en AL los avances en cobertura preescolar, Chile Crece Contigo, programas de salud gestacional y primaria, el sistema de Justicia Juvenil, entre otros; se le puede contraponer la debacle y escándalo histórico que significó la modernización del SENAME y los 15 años de discusión que llevo la promulgación de la Ley de Garantías y Protección Integral a la Niñez y Adolescencia, ésta última nos llevó a ser el penúltimo país en tener dicho marco normativo en el continente.
Vivimos en un país complejo, que se conduele de la situación de la niñez ante casos de vulneraciones graves y muertes pero rápidamente olvida. En Chile, 1 de cada 2 niños y niñas sufre violencia en su propio hogar (WorldVision 2018); 7 de cada 10 sufre violencia en distintos espacios de su vida (Min. Interior 2017, UNICEF 2015, Min. Des Social 2021); el 85% de los niños y niñas que sufren abuso sexual son víctimas de familiares, parientes o cercanos a sus familias, vivimos en un contexto de eufemismos, ambigüedades y un compromiso cínico respecto del real respeto por los niños y niñas y sus derechos.
Por lo anterior, la nueva Constitución está llamada a ser la primera garantía de los derechos de NNA, considerando un enfoque integral de niñez y adolescencia en el quehacer del Estado, que permita impulsar un modelo de “desarrollo país” en torno a cada nueva generación, obligando a elaborar leyes específicas de protección ante la violencia sufrida, que también expliciten y garanticen sus derechos en los procesos judiciales que les involucren y estableciendo condiciones de exigibilidad que deban cumplirse por todos los actores sociales responsables de garantizarles una vida plena, digna y feliz.
En un contexto donde niño, niñas y adolescentes, especialmente aquellos en mayor situación de vulnerabilidad, han vivido marginados de la vida en sociedad, una nueva Carta Fundamental está llamada a ser la piedra angular que garantice y salvaguarde sus derechos a todo evento.
La constitución vigente no nombra ni considera en ninguno de sus artículos a la niñez y la adolescencia, un olvido predecible en el contexto de los 80´s pero que necesita superar el olvido adulto centrista de más de 43 años y que necesita una proyección de futuro distinta.
Pacto Niñez (www.pactoniñez.cl), la alianza de más de 100 ONG´s constituida en 2022, busca que en la nueva constitución considere a los niños como sujetos de derechos, nuevas personas en el nuevo pacto social; que las decisiones de país siempre consideren su interés superior, sin discriminarles y buscando siempre su pleno desarrollo y supervivencia; en donde el derecho a una familia sea su núcleo principal de crianza; con un Estado garante para ellos y ellas y su familias, logrando vidas sin violencia.
No podemos perder de vista que esta Constitución no sólo impactará la vida de niños, niñas y adolescentes en el presente más inmediato, sino que también marcará su destino en el futuro, pues la “casa de todos” debe ser pensada para el Chile de los próximos 30 o 40 años, con una mirada de niñez.
Si esto te interesa, apoya la iniciativa popular de norma 9247 #NoTeOlvidesDelaNiñez.
